La Comunidad pide al Ministerio de Transportes más trenes y menos obras para el servicio de cercanías

Más trenes y menos obras. Ésa es la petición que la Comunidad de Madrid ha realizado al Ministerio de Transportes en las conversaciones para la elaboración del nuevo Plan de Cercanías. Para seguir recIutando usuarios es necesario, según el Gobierno regional, aumentar el número de trenes, reducir a tres minutos las frecuencias de paso de introducir el abono-transporte. El objetivo inconcluso de independizar las líneas de cercanías de las de largo recorrido, que marcó las actuaciones de los últimos años, se sustituye ahora por el intento de convertir el tren en un servicio parecido al metro.
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Más trenes y menos obras. Ésa es la petición que la Comunidad de Madrid ha realizado al Ministerio de Transportes en las conversaciones para la elaboración del nuevo Plan de Cercanías. Para seguir recIutando usuarios es necesario, según el Gobierno regional, aumentar el número de trenes, reducir a tres minutos las frecuencias de paso de introducir el abono-transporte. El objetivo inconcluso de independizar las líneas de cercanías de las de largo recorrido, que marcó las actuaciones de los últimos años, se sustituye ahora por el intento de convertir el tren en un servicio parecido al metro.

El Plan de Cercanías de 1982 ha entrado en vía muerta. Muchas de las obras previstas entonces se han quedado definitivamente sin realizar. La prolongación hasta Atocha de la línea de -cercanías de Móstoles la tercera y cuarta vía de Chamartín-Alcalá y Atocha-El Escorial y la nueva vía entre Villaverde Alto y Atocha son y asignaturas pendientes. "La mayoría de las acciones del Plan de 1982 perseguían independizar la infraestructura de cercanías de la de largo recorrido para evitar que se viera reducida su capacidad", explica Fernando Menéndez, director general de Transportes.Con vistas a los próximos tres años, período de vigencia del nuevo plan, cuya redacción está casi terminada, la Comunidad ha pedido un cambio en las prioridades: menos obras faraónicas y mejor servicio. "No se puede crear más infraestructura si no se plantea antes un mejor aprovechamiento de la existente", señala Menéndez.

La Comunidad de Madrid teme que sí no se mejora el servicio empiece a disminuir el número de viajeros. En los últimos años la demanda de la red ferroviaria regional ha ido creciendo entre un 4% y un 9%, hasta llegar a principios de este año a los 250.000 viajeros diarios. Ciertas líneas como la de Laguna-Móstoles (69.000 usuarios), Chamartín-Alcalá-Guadalajara (57.800) o Atocha-Fuenlabrada (47.300) están al borde de la saturación.

.En las actuales circunstancias el objetivo del Consorcio Regional de Transportes de traspasar usuarios del vehículo privado a los públicos es de difícil cumplimiento. "De las 600.000 personas que diariamente entran en Madrid utilizando transporte público, un 64% los hace en autobús y el resto en tren, cuando en las principales capitales europeas la proporción es la contraria", afirma un portavoz.

Los madrileños de la periferia prefieren aguantar los atascos en camioneta a utilizar el tren. Nadie está satisfecho del servicio. Para corregir esta tendencia, la Comunidad ha propuesto al Ministerio de Transportes y a Renfe modificar el funcionamiento tradicional del servicio de cercanías y optar por un sistema parecido al de metro. "Reducir la frecuencia de paso y aumentar el número de unidades", según Menéndez.

Nuevas unidades

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Para ello habría que adquirir 100 nuevas unidades para conseguir una frecuencia entre tren y tren de tres minutos. La inversión rondaría los 40.000 millones de pesetas, sin contar los gastos que acarrearía el cambio de todos los sistemas de seguridad para obtener la disminución del tiempo de espera en las estaciones. Los actuales sistemas de control de tráfico no permiten intervalos inferiores a los 10 minutos. Con todo ello, según Fernando Menéndez, "conseguiríamos aumentar la oferta sin crear infraestructura".El nuevo esquema de funcionamiento permitiría a la Comunidad de Madrid, a través del Consorcio Regional de Transportes, decidir las frecuencias y circulaciones de la red, como ya hace con las líneas privadas de autobuses de la región. Por último, en seis meses a partir de la firma del Plan de Cercanías, el abono-transporte se implantaría también en el ferrocarril, probablemente sin repercusión en las actuales tarifas.

"Todo depende del acuerdo de financiación que se estaba discutiendo con el Ministerio de Hacienda y del grado de autonomía que dentro de Renfe adquieran las cercanías de Madrid", afirma Menéndez.La Comunidad de Madrid ha pedido una subvención de 50 a 60 pesetas por viajero y día como nueva fórmula de financiación del transporte público, lo que equivale a unos ingresos anuales de 50.000 millones de pesetas.

10.500 millones

Este planteamiento vendría acompañado de obras conducentes a mejorar los accesos a la red. En el borrador se ha incluido el intercambiador de Príncipe Pío, la prolongación de la línea de Parla hasta el casco de la ciudad -actualmente la estación queda a dos kilómetros- y la modificación del larguísimo pasillo que separa en la actualidad las paradas de Recoletos y Nuevos Ministerios del metro. Estas obras están presupuestadas en 10.500 millones de pesetas.

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