Peridis, Romeu, Máximo

Lo que hace impresentable la frase de Narcís Serra acerca de que "el servicio militar obligatorio es una conquista democrática" es el vaciado a que tal conquista ha sido sometida por el Ejército y los Gobiernos españoles, incluido el actual: lejos de fortalecer el poder de los ciudadanos en el Ejército y en la sociedad, el servicio militar resulta ser en España una escuela de sometimiento de la ciudadanía al Ejército y al Es tado. No es éste el sentido que Romeu da a su colaboración del 12 de abril de 1989. Romeu debería leer un libro como Campo de Marte. El Ejército nacional, de...

Lo que hace impresentable la frase de Narcís Serra acerca de que "el servicio militar obligatorio es una conquista democrática" es el vaciado a que tal conquista ha sido sometida por el Ejército y los Gobiernos españoles, incluido el actual: lejos de fortalecer el poder de los ciudadanos en el Ejército y en la sociedad, el servicio militar resulta ser en España una escuela de sometimiento de la ciudadanía al Ejército y al Es tado. No es éste el sentido que Romeu da a su colaboración del 12 de abril de 1989. Romeu debería leer un libro como Campo de Marte. El Ejército nacional, de Ferlosio, para relativizar la frívola ligereza que muestra en su viñeta. Esta crítica concreta me conduce a considerar el trabajo de los tres editorialistas gráficos de EL PAÍS.Romeu da últimamente la impresión de preparar su viñeta en dos minutos, como si simplemente copiara una frase de un periódico y le pusiera muñequitosnada nos descubre, ninguna faceta oculta nos muestra, es un trabajo superfluo.

Peridis ha sufrido una transformación ejemplar: toda la gracia, toda la acidez, toda la capacidad de crítica y iriírada nueva las perdió el día del acceso del PSOE al poder. Desde entonces Peridis ya no dice nada. Gratificante quizá para afiliados al PSOE, prescindible como contribución a la formación de opinión e incluso a la formación de sonrisa.

Frente a Romeu y Peridis, la seriedad, la dureza, el rigor de Máximo son un soplo de aire fresco, y su ternura, su humor, piezas editoriales de primer orden que otorgan carácter a EL PAÍS y que yo como lector y como ciudadano agradezco.-