Cartas al director

Imperfecta y hermosa

Es un día lluvioso y tristón en Zürich. Son las doce del mediodía y me encuentro en una cafetería de la Hottingerstrasse esperando mi salchicha con patatas y reereándome por adelantado en la lectura de EL PAIS. A mi izquierda se sienta un cliente joven, que después del saludo correspondiente, y tras una fugaz mirada al periódico, me dice: "... EL PAIS, ¿eh?, al menos algo bueno, y no siempre el Blick (para aclaración: el Blick es el clásico diario sensacionalista de Suiza, en lengua alemana, lo que no es óbice para que sea el de Mayor tirada del país).Ante este comentario, yo pre...

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Es un día lluvioso y tristón en Zürich. Son las doce del mediodía y me encuentro en una cafetería de la Hottingerstrasse esperando mi salchicha con patatas y reereándome por adelantado en la lectura de EL PAIS. A mi izquierda se sienta un cliente joven, que después del saludo correspondiente, y tras una fugaz mirada al periódico, me dice: "... EL PAIS, ¿eh?, al menos algo bueno, y no siempre el Blick (para aclaración: el Blick es el clásico diario sensacionalista de Suiza, en lengua alemana, lo que no es óbice para que sea el de Mayor tirada del país).Ante este comentario, yo pregunto: "¿Lo conoce?", a lo cual responde: "... Yo no, pero mijefe es el único periódico que lee en España cada vez que disfruta allí de sus vacaciones, y no deja pasar un día sin comprarlo".

Su jefe, propietario de una imprenta, es un enamorado denuestro país, al que no le bastan dos viajes anuales para descansar en su chalé de Jávea. Su descanso consiste en almacenar sol en su piel, rioja en su estómago y evolución política española en su masa gris. Para ello, diariamente se sienta en su terraza, con su botella al alcance de la mano y EL PAIS dentro de su campo visual. Cuánto le envidio... Él, suizo, interesándose al máximo por las relaciones Gobierno-ETA, las reivindicaciones del personal de enseñanza, etcétera. Yo, español, ausente, tratando de alcanzar el mismo nivel de información de forma esporádica, y soñando con imitar a este fiel admirador de nuestro país, en un utópico y ansiado día de mi vida futura, posiblemente en mi tierra

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más amada: Andalucía (sin ser andaluz), y además, para siempre.

Y es que este arraigado sueño aumenta cada año que se suma a los 24 transcurridos ausente de la patria.

Mi juventud alcanzó la jubilación en ella. Fuera de ella he ido aprendiendo a conocer nuestra curtida y amada piel de toro a través de sus asiduos visitantes e incondicionados admiradores. EL PAIS me informa de sus taras y deficiencias; sin embargo, son aquellos que la han pisado los que me hacen comprender realmente la riqueza geográfica y climatológica que poseemos, así como me comunican -no sin ironía- la ultrasensible e inigualable personalidad de que gozamos.

España, lo sé, no eres perfecta, pero sí hermosa.

Te quiero.-

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