Tribuna:EL OMBUDSMAN

Dos cartuchos en el cargador y uno la recámara

En 1986, España ratificó el convenio relativo a la conservación de la vida silvestre y del medio natural de Europa firmado en Berna en 1979. En esta ratificación se hizo una reserva, por el período de tres años, a la prohibición que se establecía del empleo de armas de caza automáticas o semiautomáticas cuyo cargador pueda contener más de dos cartuchos. Este otoño, meses antes, pues, de que se cumpliera el plazo de la reserva, el diputado del Centro Democrático y Social León Buil Giral formuló una pregunta sobre tal prohibición. El Gobierno contestó en idénticos términos a los expresados en el...

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En 1986, España ratificó el convenio relativo a la conservación de la vida silvestre y del medio natural de Europa firmado en Berna en 1979. En esta ratificación se hizo una reserva, por el período de tres años, a la prohibición que se establecía del empleo de armas de caza automáticas o semiautomáticas cuyo cargador pueda contener más de dos cartuchos. Este otoño, meses antes, pues, de que se cumpliera el plazo de la reserva, el diputado del Centro Democrático y Social León Buil Giral formuló una pregunta sobre tal prohibición. El Gobierno contestó en idénticos términos a los expresados en el documento de ratificación: los cazadores están obligados a usar, a partir de septiembre de 1989, armas con el cargador limitado a dos cartuchos. EL PAÍS se hizo eco de esta respuesta (6 de noviembre). El titular de la información decía: "En 1989 se prohibirán las armas de caza para más de dos cartuchos". En el texto se avanzaba más: "Se prohibirá en España la caza con armas que disparen más de dos cartuchos".Para los legos en la materia, lo publicado resultaba claro; sin embargo, cargadores, cartuchos y disparos no es lo mismo a efectos del alcance de la norma. Y así lo señalan F. Oruelsagasti Esnal, gerente de la Asociación Armera, con sede en Éibar (Guipúzcoa), y Pedro J. González González, director general de Sportif, SA, de Vitoria. Ambos lectores, en sendas cartas dirigidas al ombudsman, advierten que no son dos los cartuchos, sino tres, los que se pueden utilizar. "Cualquier persona", dice González, "aun sólo superficialmente conocedora de las armas seiniautomáticas de caza, sabe que eso equivale a tres tiros como capacidad de fuego, ya que a los dos del cargador habría que añadir el tercero alojado en la recámara". Efectivamente es así.

El redactor jefe José María Izquierdo arriplía las razones que asisten a los lectores que han protestado por aquella noticia. Un portavoz oficial del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, departamento que presentó la respuesta en el Parlamento, ha manifestado, a requerimiento de EL PAÍS, que el convenio firmado en Berna hace siete ifflos se refiere explícitamente al "empleo de armas automáticas o semiautomáticas cuyo cargador pueda contener más de dos cartuchos", pero que, "debido a la ambigua redacción de este punto, cada país, puede establecer su propia interpretación sobre si son dos o tres las balas y los tiros permitidos".

Según este portavoz, "existe una doctrina romunitaria que interpreta que son sólo dos los cartuchos permitidos en las armas citadas, aunque hay países, como Italia, que han interpretado que son tres los cartuchos que pueden utilizarse". De acuerdo con la Administración central, en España son, a partir de ahora, las comunidades autónomas las que tienen competencia sobre la caza y las que deben hacer su propia interpretación sobre si son dos o tres en total los cartuchos permitidos.

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Izquierdo aporta el dato obtenido tras una consulta de urgencia realizada por EL PAÍS entre varias comunidades autónomas con recursos cinegéticos: Castilla-La Mancha, Castilla y León, Andalucía, Navarra y el País Vasco han decidido que se podrán utilizar tres cartuchos en total en las citadas armas, dos en el cargador y uno en la recámara.

Los organismos responsables de la caza de las citadas comunidades han admitido que la redacción del convenio de Berna es ambigua en este texto concreto y que, no obstante, están convencidos de que la interpretación más correcta es la que se ha dado en estas comunidades, al igual que en otros países europeos.

Como se ve, la queja de los lectores está justificada. Es cierto que a partir de septiembre del año próximo los cazadores no podrán usar armas semiautomáticas cuyo cargador -ojo, cargador- pueda contener más de dos cartuchos; pero esto no prohíbe que pueda dispararse un tercero que esté en la recámara. En plena temporada cinegética, a buen seguro que esta aclaración será bienrecibida por los aficionados: en sus escopetas podrán almacenar hasta tres posibilidades de disparo.

Titulares para un gol

Y del campo de la caza al campo del fútbol: Agustín Olivera Martín protesta por la titulación de la crónica del partido Cádiz-Real Madrid, firmada por J. Damián González (EL PAÍS, 12 de diciembre). Decía: "El Madrid acabó ganando con autoridad al Cádiz tras marcar un gol discutido". A juicio de Olivera esto es tendencioso. "Una vez más", escribe, "la televisión demostró que el primer gol del Madrid al Cádiz fue perfectamente legal".

La crónica fue transmitida desde Cádiz, y su autor su otro titular: "El Madrid comenzó ganando con otro gol para el videoclub". J. Damián González explica que esta propuesta de encabezamiento estaba justíficada por dos razones: "Primero, por las dudas acerca de la legalidad del gol de Michel, que en directo y en el campo pareció fuera de juego". Recuerda que algunos de los propios futbolistas del Real Madrid -como Martín Vázquez- no lo cantaron hasta pasados un par de segundos, ante la posibilidad de que el tanto fuese anulado. Y en segundo término, porque en aquella semana el vídeo había sido el gran protagonista debido a las imágenes de las,acciones del meta madridista Buyo en el partido contra el Atlético.

El cronista explica que en la sección de Deportes aquel titular que sugirió pasé a convertirse en el que finalmente se publicó. Pero J. Damián González lo asume personalmente, "no sólo porque refleja la realidad de lo ocurrido y de lo que se explicaba en el texto, sino también por la necesidad de ampliarlo a dos líneas a la hora de encajarlo en la plana". "En cualquier caso", señala, "tanto en la reseña del gol como en el apartado arbitral y en el texto de la crónica se utiúza siempre la frase 'probable fuera de juego', precisamente ante la posibilidad de que las cámaras aciarasen la jugada". "Y vista a través de televisión", añade, "se han mantenido las dudas acerca de la posición real de Michel, porque no se aprecia con la suficiente claridad al no existir una toma lateral". Sin embargo, admite que si hubiese tenido la oportunidad de escribir la crónica tras ver las imágenes del vídeo, en lugar de mantener la frase de "probable fuera de juego", hubiese puesto que los jugadores del Cádiz protestaron un fuera de juego que lo pareció en el campo, pero que "quizá no lo fuese según lo observado en TVE".

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