Manuel Padrón

A estos artículos de tres columnas que van en la última página, con entradilla en dos bloques y fotografía en vertical a dos columnas, los llamamos perfiles porque intentan retratar personas. Eso es, ni más ni menos, aunque con distinta técnica, lo que hace Manuel Padrón. Canarío de Las Palmas, de 56 años, lleva más de 40 captando con dibujos los rasgos externos e internos de las fuerzas vivas de las islas. Al resultado no le gusta llamarlo caricatura, sino caritrato, por cuanto tiene de la seriedad del retrato.

Manuel Padrón es inevitablemente famoso en Las Palmas por dos motivos esenc...

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A estos artículos de tres columnas que van en la última página, con entradilla en dos bloques y fotografía en vertical a dos columnas, los llamamos perfiles porque intentan retratar personas. Eso es, ni más ni menos, aunque con distinta técnica, lo que hace Manuel Padrón. Canarío de Las Palmas, de 56 años, lleva más de 40 captando con dibujos los rasgos externos e internos de las fuerzas vivas de las islas. Al resultado no le gusta llamarlo caricatura, sino caritrato, por cuanto tiene de la seriedad del retrato.

Manuel Padrón es inevitablemente famoso en Las Palmas por dos motivos esenciales. Uno, por su dilatado trabajo en Prensa, en los diarios El Eco de Canarias, La Provincia y Canarias 7. Otro, porque ante él, que siempre trabaja en vivo y nunca por fotografías, han posado banqueros, empresarios, abogados, políticos y artistas. Lo que se diríaflor y nata de la sociedadI-annrinSiendo aún muy chico, a los 15 años, ya iba con su cuaderno a tomarles apuntes a alcaldes y concejales. A los 16 realizó su primera exposición en el Club Pala. Ha expuesto después en Lanzarote, Santa Cruz de Tenerife y Canadá. Ahora prepara con todo esmero su salto a la Península. Su presentación en Madrid, ciudad que le estresa enormemente y le impide concentrarse, reunirá caritratos de relevantes figuras nacionales. Llega, toma sus notas y vuelve a Las Palmas, donde elabora su trabajo a témpera durante dos o tres días. Lo deja reposar un tiempo, y después lo vuelve a examinar por si la memoria quiere dar un retoque a las primeras impresiones.

Desde que comenzó hasta ahora, Manuel Padrón advierte una natural evolución en la técnica, pero su actitud hacia la caricatura no ha cambiado: "No exagerar gratuitamente los rasgos del personaje buscando la risa". Fue con el caricaturista filipino Luis Lasa con quien reforzó esa imagen. "Ambos teníamos una idea moderna y vanguardista de la caricatura".

"Primero representaba sólo la cabeza. Después me di cuenta de que dar una visión completa de todo el cuerpo, de cómo es y cómo se coloca, es vital para conocer al individuo. Cualquier detalle es muy importante. Hice en una ocasión el retrato de un señor y coloreé su traje de gris claro. Todo el que lo veía decía que se parecía mucho, pero que,sin saber por qué, había algo distinto. Me di cuenta de que era el color del traje. Él siempre usa trajes gris marengo".

Manuel Padrón insiste en que la caricatura no es un géne ro menor de la pintura, sino apoyo y culminación de una de sus tendencias más valiosas: el expresionismo. Sin embargo mirando las cabezas de sus personajes, la definición de los mentones, el diseño de los ojos encerrados en rectángulos, es sencillo percatarse de sus inclinaciones cubistas.

Manuel Padrón está casadoy tiene dos hijos. Ha ocupado muchos trabajos, en oficinas y como representante comercial, hasta que ahora, por fin, ya ha conseguido vivir de sus caritratos. "En estos 40 años de dibujos ha aumentado la predisposición a dejarse retratar. Hasta el punto de que muchas empresas me encargan caricaturas para regalárselas a sus clientes".

Después de tantas miles de incursiones en las expresiones y psicología de la gente ha notado un rasgo que se repite especialmente: la vanidad.

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