La 'mafia' de las cárceles

Guillermo Gutiérrez Becerra, uno de los implicados en la muerte del recluso Nicolás Antonio Capelo, fue presuntamente asesinado por el también colombiano Luis Fernando Hernández Salgado, conocido con el alias de Carro loco. Los hechos ocurrieron en la madrugada del 25 de diciembre de 1983, en la puerta de una discoteca de Viladomat (Barcelona). Hernández Salgado fue detenido diás después en Terrassa. Ambos estaban relacionados, según la policía, con una banda dedicada a la falsificación y distribución de documentos y cheques de viaje, y al tráfico de heroína.

Gutiérrez Becerr...

Guillermo Gutiérrez Becerra, uno de los implicados en la muerte del recluso Nicolás Antonio Capelo, fue presuntamente asesinado por el también colombiano Luis Fernando Hernández Salgado, conocido con el alias de Carro loco. Los hechos ocurrieron en la madrugada del 25 de diciembre de 1983, en la puerta de una discoteca de Viladomat (Barcelona). Hernández Salgado fue detenido diás después en Terrassa. Ambos estaban relacionados, según la policía, con una banda dedicada a la falsificación y distribución de documentos y cheques de viaje, y al tráfico de heroína.

Gutiérrez Becerra se fugó el 25 de agosto de 1980 de la cárcel de Alcalá de Henares (Madrid) en compañía del ultra Emilio Hellín y otros reclusos. Hellín fue detenido en febrero del mismo año como responsable de la muerte de la joven de 19 años Yolanda González.

El otro implicado en el acuchillamiento de Capelo en Carabanchel, el colombiano Luis Carlos Pulido, tuvo relación con el incendio provocado que el 26 de mayo de 1983 destruyó la vivienda de Antonio Cortina, padre del teniente coronel del mismo apellido, absuelto de haber participado en el golpe de Estado fallido del 23-F.

Pulido fue puesto en libertad a los pocos días del incendio, presuntamente debido a un error del juez, ya que inmediatamente éste ordenó su ingreso en prisión. Pulido confesó ante la policía ser el autor material de la muerte de Antonio Cortina en su domicilio de Madrid.