Una pureza que mata

Cada 39 horas ha fallecido en Madrid en julio un joven por sobredosis de heroína

En Madrid el caballo se ha llevado por delante a un heroinómano cada 39 horas durante el mes de julio. Una heroína demasiado pura mató el pasado mes a 19 yonquies, el 30% de las 65 personas fallecidas en lo que va de año. Las vacaciones de verano dejan en los circuitos de distribución de la heroína una huella mortal: el exceso de pureza. Los grandes traficantes se van de vacaciones y dejan el mercado en manos inexpertas. Los heroinómanos que se atreven a cambiar de camello corren el riesgo de que un exceso de pureza acabe con ellos.

La heroína parece encontrar en el verano su mejor alia...

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En Madrid el caballo se ha llevado por delante a un heroinómano cada 39 horas durante el mes de julio. Una heroína demasiado pura mató el pasado mes a 19 yonquies, el 30% de las 65 personas fallecidas en lo que va de año. Las vacaciones de verano dejan en los circuitos de distribución de la heroína una huella mortal: el exceso de pureza. Los grandes traficantes se van de vacaciones y dejan el mercado en manos inexpertas. Los heroinómanos que se atreven a cambiar de camello corren el riesgo de que un exceso de pureza acabe con ellos.

La heroína parece encontrar en el verano su mejor aliado para matar más, y más deprisa, pero ya no es, como en otros tiempos, la adulteración con matarratas. Mientras que en Madrid -uno de los escenarios, junto con Barcelona, de este desbocamiento- el caballo acabó en julio del año pasado con la vida de seis personas, este año la dramática cifra se ha disparado: 16 hombres y tres mujeres. El fiscal especial antidroga, José Aparicio Calvo-Rubio, reconoce que no dispone de ningún estudio fiable, pero, aunque el problema de la droga no es fácilmente reducible a cifras, hay varias causas que explican el incremento de muertes y asistencias hospitalarias a personas en estado crítico.Los traficantes y los llamados camellos de primera línea pasan sus vacaciones fuera de Madrid, por lo que buscan unos sustitutos veraniegos, con menos conocimientos para mezclar y menos capacidad operativa para distribuir la heroína, coinciden en explicar varios expertos en el problema. Esto provoca una desestabilización de las redes clandestinas y una alteración sustancial del grado de pureza de la droga -del 8% al 40%, en ocasiones- Como la cadena de intermediarios se acorta drásticamente, la heroína llega más pura, menos cortada a los adictos.

Aficionados

Una especie de ansiedad sociológica se despierta en los pequeños camellos y en los comprado res que se quedan en Madrid durante el verano. Con unos circuitos menos fluidos, la inexperiencia del nuevo mercader le lleva a vender la heroína a cual quiera, de cualquier manera y cuanto antes. En un mercado tan irregular, el adicto tiene más dificultades para aprovisionarse ortodoxamente, y ello le pone en peligro de pincharse cualquier dosis.

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El drogadicto que durante el verano no compra a su camello habitual cree que en su jeringa tiene heroína del 8% o el 10% de pureza y se arriesga a que un 40% acabe con él. En Madrid se han llegado a detectar papelinas de heroína de un 80% de pureza. Si en la dosis que se inyecta el adicto hay más de 120 miligramos de heroína pura, la parada cardiaca es inevitable; porque, aunque el hábito permite tolerar unas dosis más altas de lo normal, la dosis mortal es infranqueable.

Pero no sólo está la sobredosis. También se está analizando la posible existencia de choques alérgicos agudos, los llamados descalabros inmunológicos. Para que se produzcan, no se requiere una gran dosis, ya que las defensas de los heroinómanos suelen estar muy bajas. Cualquier variación en el grado de pureza habitual lleva consigo un cambio de dosis, lo que pone al heroinómano al borde del fracaso inmunológico. La huella de este choque alérgico es la espuma seca que se observa en la boca y en los pulmones de algunos cadáveres.

En los análisis de tejidos de los fallecidos se está detectando mucho más SIDA que otros años, afirma la jefa de la sección de química del Instituto de Toxicología, María de los Ángeles Rams. Los drogadicto que contraen esta enfermedad tienen menos posibilidades de sobreponerse a los efectos destructivos de la heroína.

Riesgo estival

Los cambios y el relajamiento de los hábitos de vida veraniega son un riesgo añadido para el drogadicto, en opinión del doctor Carlos Álvarez Vara, de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción. Según él, los excesos, las deshidrataciones y la hipotensión derivada de una deficiente alimentación dejan al adicto en unas condiciones deficientes para afrontar una excesiva concentración de heroína.

En el verano se observa también un descenso de las solicitudes de tratamientos, según Santiago de Torres, jefe del Gabinete de la Delegación del Gobierno en el Plan Nacional sobre Drogas. Por el contrario, muchos de los que se drogan y mueren en la capital vienen de otros lugares, buscando la compra fácil y la posibilidad de inyectarse sin ser molestado, lo que no es tan sencillo en pequeñas poblaciones. Esto hace de Madrid una especie de cementerio de heroinómanos.

La eficacia policial ha estrechado en los últimos meses el territorio en el que los grandes traficantes se desenvolvían más o menos impunemente. Las grandes aprehensiones efectuadas en toda España contribuyen a enrarecer la red de distribución de la heroína. Nuevos camellos entran en los circuitos para intentar así eludir la presión de la policía.

Hay quien ha querido ver en estas muertes una meditada estrategia criminal, pero el presidente de la Coordinadora de Barrios, José Luis Segovia, no piensa que haya una intención concreta de provocar esta epidemia: "Creo que la causa de tantas muertes es el descuido y la. ignorancia de camellos inexpertos y drogadictos".

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