La acusación particular calificará la muerte del joven de Villaverde como asesinato

"La acusación particular considera que éste es un caso claro de asesinatos, uno de ellos consumado, en la persona de Miguel Ángel Rodríguez, y el segundo frustrado, en la persona de Antonio Felipe Martín", declaró ayer Fernando Salas, ahogado de las familias de los dos jóvenes víctimas de los disparos presuntamente, realizados el sábado en Villaverde por el guardia civil Alonso Salazar. Seis días después de estos hechos, aún no ha sido encontrada la pistola empleada, que el guardia civil no reconoce como suya. Salazar declaró que él se encontró el arma en el suelo y que hizo el primer disparo,...

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"La acusación particular considera que éste es un caso claro de asesinatos, uno de ellos consumado, en la persona de Miguel Ángel Rodríguez, y el segundo frustrado, en la persona de Antonio Felipe Martín", declaró ayer Fernando Salas, ahogado de las familias de los dos jóvenes víctimas de los disparos presuntamente, realizados el sábado en Villaverde por el guardia civil Alonso Salazar. Seis días después de estos hechos, aún no ha sido encontrada la pistola empleada, que el guardia civil no reconoce como suya. Salazar declaró que él se encontró el arma en el suelo y que hizo el primer disparo, pero no el que hirió a Antonio Felipe.

Durante toda la mañana de ayer prestaron declaración ante el titular del Juzgado número 21 de Madrid, José María Vázquez Honrubia, al menos nueve de las alrededor de 20 personas que han sido citadas como testigos de los hechos ocurridos el pasado 2 de julio. Ocho de los testigos, amigos o conocidos de las víctimas, han coincidido en que el incidente se inició cuando Alonso Salazar pidió a un grupo de jóvenes que estaban ante la puerta de una bodega, en el callejón de Gómez Acebo, en Villaverde Alto, que retiraran un coche mal aparcado para que él pudiera meter el suyo en su garaje.Según estas versiones, Miguel Angel Rodríguez, uno de los jóvenes del grupo, le dijo al guardia civil que el coche mal aparcado no era suyo, pero que no se preocupara, que en seguida lo quitaban.

El guardia civil se dirigió entonces a ellos en forma insultante, profiriendo frases del tipo de "estoy harto de drogadictos", y ante las protestas de los jóvenes bajó de su vehículo enarbolando una cadena de hierro, con la que golpeó a Miguel Ángel en la cabeza. Cuando sus amigos quisieron impedir la agresión, Alonso Salazar sacó una pistola pequeña, plateada, del interior de la chaqueta y disparó dos veces a los jóvenes que huían. El primer disparo alcanzó a Miguel Ángel Rodríguez en la espalda y quedó alojado dentro del cuerpo.

A continuación, según los testigos, Antonio Felipe se volvió y se abalanzó contra el guardia civil, insultándole por lo que había hecho. Salazar, más alto y de mayor envergadura, cogió al muchacho del cuello y le disparó, hiriéndole de gravedad. El proyectil que hirió a Antonio Felipe tiene una trayectoria descendente desde el cuello hasta el omóplato.

El juez Vázquez Honrubia ha tomado asimismo declaración a otros testigos; entre ellos, una persona mayor que presenció los hechos desde un lugar próximo. Se desconoce la declaración de este último testigo.

Al contrario, el guardia civil declaró ante el juez Vázquez Honrubia que el grupo de jóvenes se burló de él cuando les pidió que le dejaran el paso libre; que, en la discusión posterior, varios de ellos le agredieron, al menos uno con una litrona de cerveza, y que él sacó la cadena para defenderse y golpeó a uno "muy flojo". Cuando los demás se abalanzaron sobre él, dijo el guardia civil, cayó al suelo y allí se encontró una pistola, con la que disparó un tiro al aire. El guardia civil, siempre según su declaración, perdió luego la pistola en la refriega, por lo que no sabe quién pudo cogerla y realizar el segundo disparo, el que hirió a Antonio Felipe.

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Ayer no fue posible localizar al abogado de Alonso Salazar -se encontraba de viaje- para conocer su valoración de los hechos.

Pistola desaparecida

Fernando Salas, que representa en el caso a las familias de las dos víctimas, personadas en el sumario como acusación particular, afirma que, en su opinión, hay varios detalles importantes que contradicen la versión del guardia civil. "La primera de ellas es que las fotos del cadáver de Miguel Ángel Rodríguez muestran una fuerte señal en la cabeza, que le coge parte de la frente y del cráneo sin duda, la señal de un golpe propinado con un objeto contundente y con fuerza, por lo que no es creíble que Salazar golpeara flojo con la cadena"."La segunda cuestión es que todos los testigos han coincidido en que el hombre en cuestión, luego identificado como Alonso Salazar, sacó la pistola de su chaqueta, les apuntó con ella sujeta con las dos manos y realizó los dos disparos, por lo que parece bastante probado que la pistola era de su propiedad. Salazar, después de trasladar a Antonio Felipe Martín al hospital Primero de Octubre, y antes de entregarse en la comisaría de Usera, parece que pasó por su casa. Mientras tanto, la pistola ha desaparecido".

"En tercer lugar", señaló Salas, "tenemos el informe del forense que reconoció al guardia civil poco después de ocurridos los hechos. El informe dice que Alonso Salazar no tiene ninguna herida, ni un simple hematoma, lo que no se compagina bien con su versión de que le arrojaron al suelo y fue agredido por un grupo de jóvenes, a los que parece que se quiere presentar como un grupo de gamberros provocadores".

El juez continuará tomando declaraciones a otros testigos los próximos días.

El domingo, en el auditorio de Villaverde Alto, se celebrará un festival de rock en homenaje al joven muerto. Miguel Ángel tocaba en un grupo de rock llamado Cetme.

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