Entrevista:

"ETA es un estorbo para los nacionalistas"

Declaraciones de José Antonio Ardanza a EL PAÍS

José Antonio Ardanza preside desde hace exactamente un año el primer Gobierno de coalición constituido en una comunidad autónoma. La experiencia del acuerdo de Ajuria Enea ha resultado conflictiva, pero el balance de la convivencia en el Gabinete de peneuvistas y socialistas, rivales en apariencia irreconciliables en Euskadi hace unos años, es positivo en todos los frentes, afirma en esta entrevista el lehendakari. Ardanza señala que ETA es un estorbo para las aspiraciones nacionalistas porque resta legitimidad a sus argumentos y a sus reivindicaciones, y se muestra convencido de que la negoci...

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José Antonio Ardanza preside desde hace exactamente un año el primer Gobierno de coalición constituido en una comunidad autónoma. La experiencia del acuerdo de Ajuria Enea ha resultado conflictiva, pero el balance de la convivencia en el Gabinete de peneuvistas y socialistas, rivales en apariencia irreconciliables en Euskadi hace unos años, es positivo en todos los frentes, afirma en esta entrevista el lehendakari. Ardanza señala que ETA es un estorbo para las aspiraciones nacionalistas porque resta legitimidad a sus argumentos y a sus reivindicaciones, y se muestra convencido de que la negociación es irreversible, pese a dificultades como el secuestro de Emiliano Revilla.

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Pregunta. Tras la firma del acuerdo de Ajuria Enea para la pacificación del País Vasco fue objeto de acusaciones contradictorias. En sus iniciativas frente a la violencia ¿ha sido prisionero del PSOE o ha ido por libre?Respuesta. No soy prisionero del partido socialista. En todo caso estoy condicionado por un acuerdo unánime del Parlamento vasco, que me encomendó la búsqueda del consenso. Como lehendakari, he estado al servicio de todos los partidos. Gracias a eso se consiguió el acuerdo. El partido socialista entendía que yo debía actuar supeditado a un acuerdo previo de los partidos coligados, pero me opuse rotundamente; ése no era el mandato del Parlamento.

P. ¿Cuáles han sido los frutos del pacto de Ajuria Enea?

R. Han sido muy importantes. El restablecimiento del consenso, por una parte, y el aislamiento de todo el mundo de Herri Batasuna y de ETA, además.

P. Pero el Congreso de los Diputados no ha ratificado toda vía el pacto vasco.

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R. Se está produciendo una actitud hasta cierto punto reaccionaria de Unión del Pueblo Navarro, que es la que se opone. De momento hay un incumplimiento del compromiso de compartir el acuerdo de las fuerzas vascas. Es una situación lamentable, cuando todo el mundo calificó el pacto de Ajuria Enea de histórico. No se está siendo coherente.

P. El secuestro de Emiliano Revilla ¿imposibilitará la reanudación de los contactos con ETA?

R. La dificulta enormemente. Hablar con carácter definitivo son palabras mayores. No se puede hablar para siempre, pero es una dificultad muy grande.

Voluntad de negociar

P. ¿Cree que ETA tiene verdadera voluntad de negociar?R. Sí, creo que la tiene. Lo que pasa es que todavía pretende imponer las condiciones. Desde el momento en que existe una negociación hay unas reglas de juego y es necesario respetar las. No se pueden imponer las condiciones.

P. Los nacionalistas defendieron la negociación en 1986 y se vieron envueltos en una dura polémica. ¿Por qué es posible ahora y no antes?

P. El Gobierno central no había dado en 1986 los pasos que luego dio, no había asumido como disposición la actitud del diálogo. En ETA ya había en aquel año una clara posición negociadora. Aquí todo el mundo ha variado de posiciones previas. Ello me hace pensar que estamos metidos en un proceso irreversible. Podrá tener dificultades, tardar más o menos, pero con las posiciones actuales la situación es irreversible. La opinión pública ha reaccionado de forma favorable al diálogo. En ese contexto, los partidos han delimitado por consenso el campo de lo negociable y lo no negociable.

P. ¿Sigue pensando que sólo a cambio de la reinserción ETA no entregará las armas?

R. Ése es el problema de ETA. Pretenden alcanzar objetivos mayores, pero tal y como van las cosas, cuanto más tiempo persista en sus actitudes, más se van a ver mermadas sus pretensiones. El tiempo corre en su contra.

P. ¿No resulta muy decepcionante para los nacionalistas que el problema de ETA se resuelva en África.

R. Todavía no ha llegado el final ni sabemos cómo va a llegar. Ésa es una posibilidad, no la única. Hasta ahora ha habido unos contactos y se está hablando de todo. Los partidos vascos han señalado por consenso unos criterios, y hay que cumplirlos. La reinserción, que la discutan ETA y el Gobierno en Argel, en Madrid, en Ginebra o donde sea. Los temas políticos hemos dicho que sólo los pueden pactar los partidos. Ahí entrará una segunda mesa o los discutirán el PSOE y HB. Lo que los partidos vascos van a plantear siempre es que todos deben ser protagonistas de la solución; el final debe ser compartido.

P. ¿Ha renunciado a tener un observador en Argelia como pedía hace unas semanas?

R. Se rechazó por ambas partes, y no volveremos a repetir esa pretensión, pero opinaremos lo que creamos oportuno, le guste o no a alguien. El Gobierno central ha dado un paso, y en este momento me encuentro satisfactoriamente informado de los contactos.

P. El camino de la autonomía y el autogobierno ¿va a ser más fácil o más difícil sin ETA?

R. Va a ser más fácil. Seguirá habiendo dificultades similares a las de este momento, pero ahora la legitimidad de la reivindicación nacionalista se ve frenada o adulterada por las actuaciones de ETA. Desde el punto de vista nacionalista, ETA es un estorbo, resta legitimidad a nuestros argumentos y a nuestras reivindicaciones.

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