España se prepara para integrarse en el Sistema Monetario Europeo.

De los tres países mediterráneos de la Comunidad Europea (CE) que no están integrados en el Sistema Monetario Europeo (SME) España es el único que "se prepara activamente" para ingresar en él, y cuando entre deberá hacerlo con los mismos límites de fluctuación que Italia, más amplios que los de los demás Estados miembros.

Estas reflexiones figuran en un voluminosos informe presentado ayer en la capital belga y titulado SME: logros, situación actual y orientaciones para el futuro, que con subvenciones del Bando de España y de otras instituciones financieras han elaborado Niels Thygesen, ...

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De los tres países mediterráneos de la Comunidad Europea (CE) que no están integrados en el Sistema Monetario Europeo (SME) España es el único que "se prepara activamente" para ingresar en él, y cuando entre deberá hacerlo con los mismos límites de fluctuación que Italia, más amplios que los de los demás Estados miembros.

Estas reflexiones figuran en un voluminosos informe presentado ayer en la capital belga y titulado SME: logros, situación actual y orientaciones para el futuro, que con subvenciones del Bando de España y de otras instituciones financieras han elaborado Niels Thygesen, es copresidente del consejo Económico de Dinamarca y catedrático de la universidad de Copenhague, y Daniel Gros, miembro del Centro de Estudios de Política Europea, después de haber investigación por cuenta del Fondo Monetario Internacional (FMI).

La incorporación de España al SME conllevaría, señala el informe, las mismas ventajas que para los ocho países que lo hicieron es su día: diminuir la variación del cambio de la peseta con relación a las demás divisas comunitarias y reducir la inflación, que sigue siendo algo más alta que la media de los Estados miembros pertenecientes al sistema

Aunque no es "un problema serio", el principal obstáculo que será necesario superar para la incorporación de la peseta al SME es, según Thygesen y Gros, "el excesivo crecimiento de la masa monetaria" en España, que es todavía un 2% más elevado que en la media de la Comunidad.

Como hay muy poca diferencia entre Italia y España en materia de crecimiento monetario y de inflación, bastaría sólo con "pequeños ajustes de la política monetaria" española para que la peseta entrase a formar parte de SME si se le concede un margen de fluctuación del 6%, similar al que disfruta la lira. El margen de fluctuación de las principales divisas del sistema es del 2,25%. "Otro motivo", prosigue el informe, "por el cual es preferible que España opte por esta franja de fluctuación más amplia (…) es que está todavía en fase de eliminación de aranceles con los demás miembros de la CE".

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