Cartas al director

Morir corriendo

Muchos corredores populares nos preguntamos por los motivos que hacen que un suceso tan aparentemente poco noticiable como la muerte, en cualquier lugar del mundo, de un corredor aficionado tras o durante una prueba aparezca reseñado en la primera página de los diarios (EL PAÍS, 21 de diciembre de 1987). No comprendemos por qué sí los corredores y no los tenistas, futbolistas, nadadores, etcétera, aficionados que mueren durante o inmediatamente después de la práctica deportiva (no nos cabe duda de que haberlos, haylos). Tampoco entendemos, por el contrario, que no se haya dado publicidad a la ...

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Muchos corredores populares nos preguntamos por los motivos que hacen que un suceso tan aparentemente poco noticiable como la muerte, en cualquier lugar del mundo, de un corredor aficionado tras o durante una prueba aparezca reseñado en la primera página de los diarios (EL PAÍS, 21 de diciembre de 1987). No comprendemos por qué sí los corredores y no los tenistas, futbolistas, nadadores, etcétera, aficionados que mueren durante o inmediatamente después de la práctica deportiva (no nos cabe duda de que haberlos, haylos). Tampoco entendemos, por el contrario, que no se haya dado publicidad a la muerte, durante el último año, de dos conocidos corredores (uno de ellos campeona española de 100 kilómetros) atropellados por sendos automóviles cuando entrenaban. Parece que la noticia es que alguien muera mientras corre y, supuestamente, por correr (como si alguien que muere mientras duerme, muriera por dormir, o si alguien que lo hace mientras come..., etcétera). Conclusión inmediata: correr es malo, ¿para qué nos vamos a molestar?- Eduardo R. Tenés.

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