Una pareja de novios, hallada muerta en un taller mecánico

Jesús Mínguez Moreno, de 27 años, y Raquel Melanchán Martín, de 21, fueron encontrados muertos en la mañana de ayer en un taller mecánico propiedad del hombre. Se desconoce la causa de la muerte de la pareja, novios desde hacía un par de años. Los cadáveres estaban tumbados en el suelo, abrazados y, según relató un testigo presencial, "con expresión dulce, como si la muerte les hubiera sobrevenido durmiendo". La policía, según la Jefatura Superior de Madrid, sigue la hipótesis de muerte por intoxicación.Los cuerpos de los doss jóvenes fueron encontrados por un empleado del taller, situado en e...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Jesús Mínguez Moreno, de 27 años, y Raquel Melanchán Martín, de 21, fueron encontrados muertos en la mañana de ayer en un taller mecánico propiedad del hombre. Se desconoce la causa de la muerte de la pareja, novios desde hacía un par de años. Los cadáveres estaban tumbados en el suelo, abrazados y, según relató un testigo presencial, "con expresión dulce, como si la muerte les hubiera sobrevenido durmiendo". La policía, según la Jefatura Superior de Madrid, sigue la hipótesis de muerte por intoxicación.Los cuerpos de los doss jóvenes fueron encontrados por un empleado del taller, situado en el número 26 de la calle de las Almortas, en el distrito de Tetuán, a las 9.30 de ayer, cuando el empleado abrió el local. El taller consta de una estancia donde se reparan los automóviles y de una pequeña oficina situada al lado. Los cadáveres de ambos novios estaban en la oficina, tumbados en el suelo. No había ningún signo de violencia, ni en el local ni en los dos cuerpos.

El empleado avisó al casero que alquilé el local a Jesús Mínguez. El casero vive en el piso de arriba del taller, y declaró que no había escuchado nada: "Cuando entré, los vi en el suelo. Jesús tenía apoyada la mano en el hombro de su novia, como si la tuviera abrazada al llegarles la muerte. No había ningún signo de violencia, ni se encontraron drogas ni nada por el estilo. Los dos tenían una expresión dulce en la cara, como si hubieran muerto mientras dormían. Tal vez se sintieron indispuestos por algo, pero entonces podrían haber hecho ruido, o pedir ayuda, a mí mismo. Jesús sabía perfectamente que yo vivía arriba, o podían haberse sentado en alguno de los coches para reparar que había en el taller. La verdad es que es un caso muy extraño".

La muerte debió ocurrir en la madrugada del sábado, a tenor de las declaraciones de una hermana del hombre. Jesús Mínguez vivía junto con su madre y otra hermana en el domicilio familiar, en la plaza de Corcubión, 15, en el barrio del Pilar.

Sin motivos aparentes

La hermana afirmó que Jesús y su novia habían celebrado la Nochevieja en una discoteca de un pueblo cercano, y que el viernes había estado en la casa para coger las llaves del taller. La madre, Ascensión Moreno, viuda y madre de ocho hijos, está delicada de salud y recibió la noticia en la mañana de ayer. La familia no permitió que se les tomaran fotos."Mi hermano no tenía ningún motivo para suicidarse; al contrario, era un hombre con muchas ganar de vivir. El taller le iba bien, hacía poco que había comprado maquinaria nueva, y en casa no tenía problemas. No creemos la historia del suicidio. No sabemos qué ha pasado, pero la familia piensa que tal vez tomaron algo que les sentó mal, se tumbaron para descansar un rato y se murieron sin darse cuenta", dijo la hermana del fallecido.

El empleado que descubrió los cuerpos y el casero del taller no pensaron en un primer momento que estuvieran muertos. Avisaron a un médico, que confirmó el fallecimiento de ambos, y fue entonces cuando se dio aviso al juez de guardia, que ordenó el traslado de ambos al Instituto Anatómico Forense para practicarles la autopsia.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

El casero añadió que conocía bien a Jesús y a su novia, "una muchacha muy guapa" que también vivía en el barrio del Pilar y trabajaba en una peletería en la calle de Rodríguez Sampedro. "Le había alquilado el taller por un año. Jesús comentó que estaba buscando piso para casarse. Es verdad que había invertido un par de millones en comprar maquinaria nueva. Era un chaval al que le gustaba vivir. Se llevaba bien con su novia y le gustaba la velocidad. Hacía poco que se había preparado su coche, un Seat 131, y, desde luego, que yo sepa, no tenían motivos para suicidarse. Tampoco era gente relacionada con drogas ni nada de eso".

Archivado En