Equilibrado y sin complejos

El modesto prestigio social de que goza la policía y la endogamia que domina todos los ámbitos de funcionamiento de este sector del funcionariado público son los principales obstáculos a los que se enfrenta una profesión que aspira a transformarse, mediante el real decreto sobre formación, promoción y perfeccionamiento que se prepara.

El decreto que pretende ser el soporte legal de un nuevo cuerpo de la seguridad del Estado se basa en la necesidad de que "el policía se sienta a gusto consigo mismo y con la tarea que realiza", en palabras del jefe de división de enseñanza y perfeccionami...

El modesto prestigio social de que goza la policía y la endogamia que domina todos los ámbitos de funcionamiento de este sector del funcionariado público son los principales obstáculos a los que se enfrenta una profesión que aspira a transformarse, mediante el real decreto sobre formación, promoción y perfeccionamiento que se prepara.

El decreto que pretende ser el soporte legal de un nuevo cuerpo de la seguridad del Estado se basa en la necesidad de que "el policía se sienta a gusto consigo mismo y con la tarea que realiza", en palabras del jefe de división de enseñanza y perfeccionamiento de esa dirección general, Maximiliano García.Pero dar con la clave de lo que podría ser una policía profesional, sólidamente formada, bien retribuida y merecedora del respeto social, no parece una tarea fácil, aunque en ella esté implicado un equipo de personas en el que figuran desde policías hasta catedráticos de la Universidad Autónoma de Madrid. "Nuestro trabajo se basa en tres pilares fundamentales", explica Manuel Álvarez, de la sección de investigaciones psicosociológicas del Cuerpo Nacional de Policía; "en primer lugar, nos dejamos guiar por lo que dicta la propia ley orgánica de Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado. Luego tenemos el testimonio de los propios policías. Hemos tomado una muestra de 80 funcionarios que realizan las más diversas tareas y les hemos preguntado precisamente qué hacen durante su horario de trabajo. Por último está la opinión de los ciudadanos, que también hay que recabar para sabe r qué es lo que la población espera de la policía. Para ello pensamos montar grupos de discusión mixtos integrados por policías y ciudadanos de distintas profesiones". Hasta el momento, lo que el equipo tiene claro es que ese perfil será el de una persona equilibrada y satisfecha con su trabajo, capaz de soportar las contradicciones implícitas en esta profesión.

El escollo de la promoción

Dadas las exigencias de esta rigurosa selectividad, Maximiliano García reconoce que "quizá nos quedemos sin aspirantes", pero no duda en señalar que "de toda la transformación que supondrá este real decreto en la formación y promoción de los miembros del Cuerpo Nacional de Policía, es precisamente este nuevo criterio selectivo el que va a aportar más del 75% del cambio". Sin embargo, son los cambios previstos en los mecanismos de promoción dentro del cuerpo -que arrinconan un tanto la hasta ahora única baza de la antigüedad- lo que ha provocado ciertas protestas de los sindicatos, convirtiéndose en el único escollo serio del proyecto.Otro aspecto que también supondrá, en opinión de García, una modificación sustancial en la instrucción de los futuros policías es el de la formación permanente a la que estarán sujetos. "Esto es algo verdaderamente revolucionario, que no existe en la Administración", resalta el jefe de la división de enseñanza. García tiene gran confianza también en la importancia que se le concederá a los aspectos relativos al tiro y seguridad operativa, "aunque nuestro propósito es que la utilización del arma sea el último recurso del policía. De todos modos, los nuevos reglamentos no exigirán que se lleve el arma permanentemente". Por último, la reforma de la enseñanza policial pretende mantener una intensa cooperación tanto con las policías europeas y latinoamericanas como con la Universidad.