El juez procesa a dos guardias por colocar un explosivo en un hipermercado

El sargento José de la Peña Fernández y el cabo primero Antonio Gálvez del Cid, ambos miembros de la Guardia Civil, han sido procesados por el juez Juan Piqueras Valls por un presunto delito de tenencia ilícita de explosivos y otro de amenazas. Los agentes colocaron el pasado 14 de agosto un artefacto en un hipermercado de Guipúzcoa y trataron de obtener dinero a cambio de no hacerlo estallar.El sargento De la Peña, de 45 años, destinado en Irún, y el cabo primero Gálvez, de 32 años, jefe del equipo de desactivación de explosivos de la comandancia de San Sebastián, habían contraído grandes deu...

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El sargento José de la Peña Fernández y el cabo primero Antonio Gálvez del Cid, ambos miembros de la Guardia Civil, han sido procesados por el juez Juan Piqueras Valls por un presunto delito de tenencia ilícita de explosivos y otro de amenazas. Los agentes colocaron el pasado 14 de agosto un artefacto en un hipermercado de Guipúzcoa y trataron de obtener dinero a cambio de no hacerlo estallar.El sargento De la Peña, de 45 años, destinado en Irún, y el cabo primero Gálvez, de 32 años, jefe del equipo de desactivación de explosivos de la comandancia de San Sebastián, habían contraído grandes deudas por su afición al juego. Según el auto de procesamiento, ambos guardias civiles eran unos empedernidos jugadores, pero con tal mala fortuna que habían sufrido importantes pérdidas. Para aliviar su situación económica habían pedido diversos créditos a entidades bancarias, originando así una espiral de deudas que les resultaba imposible de satisfacer.

Siempre según el auto de procesamiento dictado por el juez Piqueras, el sargento y el cabo primero "organizaron una maniobra ilícita", tendente a reunir el dinero suficiente con el que abonar los pagos de varios millones de pesetas que les reclamaban entidades financieras.

De la Peña y Gálvez "idearon colocar un artefacto explosivo en la empresa Pryca, de Oyarzun, concurrido supermercado que había sido objeto de diversas amenazas de colocación de artefactos explosivos".

Gálvez, que podía acceder al almacén de explosivos de la Guardia Civil, cogió dos cartuchos de Goma 2. El artefacto fue depositado trás un horno. Tras fingir ser terroristas obtuvieron más de dos millones de pesetas por no hacer estallar la bomba.

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