CAMPEONATO MUNDIAL DE AJEDREZ

El gélido Anatoli

El desarrollo de las tres primeras partidas del Mundial es una buena muestra de la frialdad con que Karpov afronta los problemas ante el tablero.En la primera, es probable que la decisión de Kasparov de plantear la defensa Grunfeld sorprendiera al ex campeón. Hace un año, en Leningrado, éste ganó con rotundidad las dos últimas partidas en que se planteó esa apertura. En lugar de optar por las variantes más agresivas, que Kasparov debe haber estudiado profundamente durante los últimos meses, Karpov eligió una línea muy sólida y adquirió una pequeña ventaja, pero no quiso lanzarse a un ataque po...

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El desarrollo de las tres primeras partidas del Mundial es una buena muestra de la frialdad con que Karpov afronta los problemas ante el tablero.En la primera, es probable que la decisión de Kasparov de plantear la defensa Grunfeld sorprendiera al ex campeón. Hace un año, en Leningrado, éste ganó con rotundidad las dos últimas partidas en que se planteó esa apertura. En lugar de optar por las variantes más agresivas, que Kasparov debe haber estudiado profundamente durante los últimos meses, Karpov eligió una línea muy sólida y adquirió una pequeña ventaja, pero no quiso lanzarse a un ataque poco claro en su realización. El empate con blancas no era un buen resultado, pero peor hubiera sido perder por un exceso de agresividad.

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En la segunda, que ganó Karpov, fue muy significativa su actitud tras la novena jugada del campeón, que le puso en bandeja la posibilidad de aplicar un estudio de laboratorio preparado siete años atrás, en vísperas de su segundo encuentro frente a Viktor Korchnoi, con el título en juego. En lugar de mover inmediatamente, Karpov esperó tres minutos. Es muy probable que su monólogo cerebral durante ese tiempo fuera así: "Vaya, por fin tengo la oportunidad de recoger los frutos de aquel minucioso trabajo. Kasparov cree haberme sorprendido y no sabe lo que le espera". Este truco de no mover inmediatamente aunque la jugada ya esté decidida se emplea con cierta frecuencia para desorientar al oponente.

La misma variante

En la tercera, Karpov repitió la misma variante contra la Grunfeld, pero Kasparov mejoró su defensa e incluso llegó a tomar la iniciativa. Tal vez porque, después de 103 partidas entre ambos (con 76 empates y 13 victorias cada uno), Kasparov ha succionado algunas dosis de la sangre gélida de su rival, el campeón tampoco atacó y hubo tablas.

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