Un atleta muere en el estadio del INEF de Madrid alcanzado por la jabalina de un compañero

Jesús Javier Gil Angulo, de 25 años, falleció ayer mientras se entrenaba en el estadio del INEF, en Madrid, al ser alcanzado por una jabalina lanzada por Francisco Javier Bugallo Espiñeira, de 28. Ambos atletas eran compañeros de equipo, en el club Maratón, y se da la circunstancia de que Bugallo era el entrenador de Gil. La mala iluminación del estadio en el momento del accidente fue una de las causas del mismo. Gil falleció casi instantáneamente al ser alcanzado en el cuello. Las normas de utilización del estadio del INEF han sido siempre confusas y ello pudo ser también uno de los motivos d...

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Jesús Javier Gil Angulo, de 25 años, falleció ayer mientras se entrenaba en el estadio del INEF, en Madrid, al ser alcanzado por una jabalina lanzada por Francisco Javier Bugallo Espiñeira, de 28. Ambos atletas eran compañeros de equipo, en el club Maratón, y se da la circunstancia de que Bugallo era el entrenador de Gil. La mala iluminación del estadio en el momento del accidente fue una de las causas del mismo. Gil falleció casi instantáneamente al ser alcanzado en el cuello. Las normas de utilización del estadio del INEF han sido siempre confusas y ello pudo ser también uno de los motivos de la tragedia.

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El accidente ocurrió poco antes de las ocho de la tarde. Sólo una de las cuatro torres de iluminación del estadio permanecía encendida. Unos 50 atletas se entrenaban en el recinto. Entre ellos, los dos lanzadores. Bugallo efectuó un lanzamiento próximo a los 50 metros. Gil no vio que la jabalina se le venía encima. Le penetró escasos centímetros en el cuello. "La herida parecía una picadura de víbora", explicó José Antonio Martín, director de la Residencia Blume, centro próximo al estadio, donde fue atendido Jesús Gil.La jabalina le interesó el cayado aórtico. Cayó en un ángulo de 80 grados y le produjo daños internos irreversibles. Aunque el Hospital Clínico, donde ingresó ya cadáver Jesús Gil, no facilitó ningún parte médico, el fallecimiento le sobrevino por un encharcamiento de sangre. La hemorragia exterior fue muy ligera y se cortó a los pocos minutos. El corazón del atleta se encontraba desplazado a la derecha.

Varios atletas atendieron de inmediato a Jesús Gil. Pudo dar unos pasos, ayudado por sus compañeros, pero a los veinte metros cayó fulminado al suelo. Fue llevado hasta la Residencia Blume y allí el doctor Fernando Gutiérrez le practicó la respiración boca a boca y le realizó masajes cardíacos. El director de la residencia aseguró que "en esos instantes se veía venir lo peor; quizá estuviera ya muerto".

Sin ambulancias

Se solicitaron ambulancias al Hospital Clínico y a La Concepción. No había. También se habló con la policía. En plena desesperación, alguien salió a la calle, se encontró con una ambulancia, la detuvo y pudieron realizar el traslado de Gil. "Iba ya sin pulso", confirmaron compañeros suyos que le atendieron.

Las causas del accidente fueron debidas, en primer lugar, a la mala iluminación. Ver venir una jabalina de frente a plena luz del día ya es dificil de por sí por la escasa perspectiva que ofrece. Cuando lanzó Bugallo, probablemente lo hizo deslumbrado por la torre que permanecía iluminada, ya que la tenía casi de frente. Gil no apreció que se le venía encima hasta que notó el impacto.

Guillermo Ferrero, entrenador del club Maratón y que en esos momentos se encontraba en la pista con otros atletas, habla sobre el problema de la iluminación: "No protestamos de la luz porque, cuando vamos al estadio, hasta exclamamos: ¡hombre, si hasta hoy tenemos luz y todo! Allí parece que nos dejan entrar hasta de prestado y no nos darnos cuenta de que tenemos derechos que exigir".

El estadio del INEF ha tenido una gestión confusa, ya que ha pasado sucesivamente del Consejo Superior de Deportes al Instituto Nacional de Educación Física en diferentes épocas. Teóricamente, está reservado el paso a los atletas de elite y para ello disponen de un carné, que no siempre se exige. Nadie pudo aclarar si tanto Gil como Bugallo tenían acceso al recinto.

Manuel Pascua Piqueras, entrenador que también se encontraba presente en el momento del accidente, comentó sobre la confusa utilización del estadio: "Ahí entra quien quiere. Hemos encontrado a veces problema para entrenar porque no cabía la gente en la pista. Todo ello se complica cuando no se disponen de horas concretas para que los lanzadores de jabalina puedan entrenarse sin riesgos".

El hecho de que se entrenen también allí los lanzadores de jabalina ha resultado polémico. Los lanzadores de peso, martillo y disco tiene una zona próxima, pero independiente del estadio, para entrenarse. Los que lanzan jabalina no lo pueden hacer en esa zona reservada porque es de tierra y supondría que se rompieran las puntas. Utilizan, por tanto, el estadio, que es de césped. La única medida de precaución que toman es la de avisar a los compañeros que van a efectuar lanzamientos. Entonces, éstos, en lugar de recorrer el césped en diagonal, hacen rectas o se salen al tartán, a la parte exterior, que rodea la pista.

La confirmación del fallecimiento de Jesús Gil fue recibida con incredulidad incluso entre los propios compañeros que le vieron abandonar la Residencia Blume. "Siempre cabía alguna esperanza", repetían entre sollozos en la sede del club. El propio Bugallo estuvo en el Hospital Clínico, pero no se encontraba en condiciones de realizar ninguna declaración. Ambos atletas habían competido juntos por última vez el pasado mes, en el encuentro de Federaciones celebrado en Fadura (Vizcaya), donde Bugallo fue el primero y Gil el segundo.

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