Interesante cine cubano

Una de las primeras preocupaciones de la revolución cubana fue organizar la producción cinematográfica, prácticamente inexistente en el país. En busca de tal objetivo se fundó el Instituto Cubano del Arte y de la Industria Cinematográfica (ICAIC), en el cual estuvo desde el primer momento Tomás Gutiérrez Alea.El ICAIC desarrolla una gran actividad y obtiene los primeros frutos de calidad en el año 1968, en el que se ruedan las tres películas más significativas (y mejores) de la primera época del nuevo cine cubano. Son La primera carga al machete, de Manuel Octavio Gómez; Lucía, d...

Una de las primeras preocupaciones de la revolución cubana fue organizar la producción cinematográfica, prácticamente inexistente en el país. En busca de tal objetivo se fundó el Instituto Cubano del Arte y de la Industria Cinematográfica (ICAIC), en el cual estuvo desde el primer momento Tomás Gutiérrez Alea.El ICAIC desarrolla una gran actividad y obtiene los primeros frutos de calidad en el año 1968, en el que se ruedan las tres películas más significativas (y mejores) de la primera época del nuevo cine cubano. Son La primera carga al machete, de Manuel Octavio Gómez; Lucía, de Humberto Solás, y la que veremos hoy, Memorias del subdesarrollo, de Tomás Gutiérrez Alea. Con ellas, el cine cubano empieza a merecer la atención de Europa.

La película de Manuel Octavio es un canto épico a favor de la independencia del país; Lucía, la de mayor éxito internacional, mezcla tragedia y comedia, y Memorias del subdesarrollo es un drama que describe los problemas de conciencia de un intelectual burgués utilizando como base literaria una novela de Edmundo Desnoes. El director mezcla material documental y escenas de ficción con habilidad y aprovecha al máximo sus posibilidades.