Maguregui supo ganarle la partida a Clemente en Sarrià

El brasileño Baltazar debió de pasarse la noche rezando. No sólo leyó diversos pasajes de la Biblia antes de conciliar el sueño, sino que se llevó el libro al vestuario de Sarriá. Luego, sobre el campo, el goleador, de 28 años, consiguió un tanto de bandera, digno de Schuster, Butragueño o Maradona. Baltazar marcó cuando ya se cumplía el tiempo reglamentario. Un tanto que significó un feliz regreso a Primera División de su equipo hizo que Maguregui saltase en el banquillo de Sarriá -por poco se parte la cabeza- y dejó a Clemente, por vez -primera en su corta historia blanquiazul, con negativos...

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El brasileño Baltazar debió de pasarse la noche rezando. No sólo leyó diversos pasajes de la Biblia antes de conciliar el sueño, sino que se llevó el libro al vestuario de Sarriá. Luego, sobre el campo, el goleador, de 28 años, consiguió un tanto de bandera, digno de Schuster, Butragueño o Maradona. Baltazar marcó cuando ya se cumplía el tiempo reglamentario. Un tanto que significó un feliz regreso a Primera División de su equipo hizo que Maguregui saltase en el banquillo de Sarriá -por poco se parte la cabeza- y dejó a Clemente, por vez -primera en su corta historia blanquiazul, con negativos.Parece lógico que un conjunto que suma la picardía, la suerte, la habilidad y la experiencia del Magu con los rezos de Baltazar no tiene que sufrir para. mantenerse en Primera. De momento, anoche, en el que fuera un estadio inaccesible durante la pasada temporada, el Celta realizó un partido inteligente, contó con la suerte de los ascendidos -Lauridsen y Valverde estrellaron dos balones en la madera- y probó poseer un auténtico goleador.

Tanto el Magu como Baltazar, que estuvo siempre secundado por un equipo homogéneo, disciplinado y que se desplegaba con gran rapidez, contaron con la ayuda de Clemente. El simpatiquísimo técnico vasco, que no suele cometer errores de bulto y que trabaja denodadamente para preparar los partidos con sabiduría, sufrió ayer un desliz importante que, si no le costó el partido, sí le impidió resolverlo antes del gol gallego.

Clemente jugó con valentía y alineó tres delanteros, pero sólo dotó a su centro del campo con tres medios para llenar la retaguardia con cuatro defensas. Parecía acertado jugar con tres delanteros, pero también era un atrevimiento colocar sólo tres hombres en la zona ancha, sobre todo si únicamente había un trotón. Maguregui sí colocó a cuatro en ese espacio.

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