Crítica:'NIEVE QUE QUEMA'

Demasiadas guerras perdidas

Nieve que quema la realizó en 1978 un ex combatiente del free cinema inglés, Karel Reisz, el de Sábado noche, domingo mañana y Morgan, un caso clínico, quien ya había demostrado sus mañas para el cine americano sacando a pasear a Dostoievski en El jugador. Nieve que quema era un desafío para Reisz. Una película muy, muy americana a través de cuyas rendijas debía vislumbrarse la realidad nada alentadora del momento. El protagonista del filme es un hombre que ya ha perdido demasiadas guerras en esta vida. Primero fue hippy; después, soldado en Vietnam. ...

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Nieve que quema la realizó en 1978 un ex combatiente del free cinema inglés, Karel Reisz, el de Sábado noche, domingo mañana y Morgan, un caso clínico, quien ya había demostrado sus mañas para el cine americano sacando a pasear a Dostoievski en El jugador. Nieve que quema era un desafío para Reisz. Una película muy, muy americana a través de cuyas rendijas debía vislumbrarse la realidad nada alentadora del momento. El protagonista del filme es un hombre que ya ha perdido demasiadas guerras en esta vida. Primero fue hippy; después, soldado en Vietnam. Dos luchas ideológicas, una tomada en conciencia y la otra llevado por la vorágine, cuya triste derrota moral provoca desolaciones. Un sucio negocio de drogas acaba por convertir a nuestro héroe en un outlaw irreversible.

Quizá porque su mirada tiene la distancia del extranjero, Reisz ha tenido el acierto de no sacudir mensajes. Su discurso es objetivo y nada forzado. Se reconocen en él el juego de las amistades -la herencia de Hawks-, quizá el último baluarte de un código moral antaño muy sólido. También los añicos de una pretendida contracultura que se estrelló en el vacío.

Nieve que quema se emite hoy por TVE-2 a las 22.00.

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