El Madrid acabó con la imbatibilidad del Español

El Real Madrid acabó anoche con la imbatibilidad del Español en Sarriá y al mismo tiempo dio una gran paso para sus aspiraciones de conseguir el título de Liga. La victoria del Real Madrid, que se produjo en el tiempo de descuento, obliga al Barcelona a vencer hoy en Zaragoza. El Español estuvo a punto de robarle la cartera a los madridistas, tras remontar un 0-2 adverso, y con su actuación evitó cualquier tipo de suspicacias.Clemente, que volvió a darle a la manguera, se inventó un nuevo Español en el que no tenían cabida Lauridsen, Pineda y Márquez. Planteó el partido con marcajes ind...

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El Real Madrid acabó anoche con la imbatibilidad del Español en Sarriá y al mismo tiempo dio una gran paso para sus aspiraciones de conseguir el título de Liga. La victoria del Real Madrid, que se produjo en el tiempo de descuento, obliga al Barcelona a vencer hoy en Zaragoza. El Español estuvo a punto de robarle la cartera a los madridistas, tras remontar un 0-2 adverso, y con su actuación evitó cualquier tipo de suspicacias.Clemente, que volvió a darle a la manguera, se inventó un nuevo Español en el que no tenían cabida Lauridsen, Pineda y Márquez. Planteó el partido con marcajes individuales y no hizo otra cosa que facilitarle las cosas a Leo Beenhakker, que dispuso de unos hombres con la suficiente capacidad analítica para salir a ganar.

La estrategia de Clemente se mantuvo en pie durante 10 minutos justos. A partir de ese momento, el Real Madrid comenzó a efectuar un entrenamiento de pago, en un escenario que más parecía el Bernabéu o la Ciudad Deportiva. Martín Vázquez, Michel, Jankovic y Gordillo jugaron casi al billar, sin la presencia de curiosos a su alrededor. Eran tantas las facilidades que encontraban los hombres de Beenhakker, que hasta Solana se atrevió a meterse en el área blanquiazul. Solana hubiera llegado hasta la cocina de Nkono, si Francis no llega a derribarle claramente. Y, claro, Hugo Sánchez no perdonó el penalti que nadie se atrevió a discutir.

Al socio españolista, acostumbrado a la buena vida, aquello le pareció demasiado y comenzó a reclamar la presencia de Lauridsen, mientras soportaba los gritos del clásico "¡Hala Madrid!", que surgían de una gradas pobladas de pañuelos blancos. Aquello era coser y cantar para el Real Madrid, que no supo rematar la faena durante los primeros 45 minutos, quizá porque tanto Butragueño como Hugo Sánchez se excedieron en su papel de jugadores autistas, que se negaban a establecer una comunicación con el resto de sus compañeros.

Tras el descanso, Clemente se acordó de Lauridsen y el Español se olvidó de los largos desplazamientos de balón, que casi siempre acababan siendo despejados con tranqulidad por la defensa madridista e, incluso, el propio Buyo, que hacía funciones de libre. El partido entró en una fase espectacular, que sólo fue rota por el error arbitral de conceder el gol que sirvió Butragueño, en fuera de juego, a su compañero Hugo.

Todo parecía sentenciado. Pero, no. El Español estaba dispuesto a demostrar a los supicaces que no iba a regalar nada. Los chicos de Clemente, con Pineda ya sobre el césped, recordaron cómo debían presionar al contrario, cómo tenían que empujar a esa defensa de celofán del Real Madrid. Y tuvo que ser Pichi Alonso quien lanzara a sus compañeros con un gol de pura picardía. Zúñiga hizo lo que parecía imposible, anular la ventaja del equipo blanco, y Valverde estuvo a punto de darle la vuelta al marcador, de no surgir Gallego, de forma provindencial, para despejar un balón que se colaba en la meta de Buyo.

Pero estaba decidido que ayer era una noche para los psicoanalistas. Michel, con su gol de carambola, hizo que mañana muchos españolistas y quizá también los madridistas pasen por el diván. Unos y otros asistieron a un verdadero partido de fútbol.

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