Crítica:

Un vampiro bastante oscuro

El punto de partida no era del todo malo: la maldición que sobre un príncipe africano impuso Drácula a principios del siglo pasado cosquillea de nuevo en nuestros días cuando un par de dicharacheros decorosos, ilusionados con las antigüedades que recuperan del castillo transilvánico, devuelven a la vida el negro de sangre azul, ya vampiro de las tinieblas.Pero Blácula, más allá del acierto de su título, poca satisfacción procura en sus limitadísimos resultados. Podía, de tema tan descacharrante, haberse realizado una obra de sutiles perfiles, como en parte era ...

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El punto de partida no era del todo malo: la maldición que sobre un príncipe africano impuso Drácula a principios del siglo pasado cosquillea de nuevo en nuestros días cuando un par de dicharacheros decorosos, ilusionados con las antigüedades que recuperan del castillo transilvánico, devuelven a la vida el negro de sangre azul, ya vampiro de las tinieblas.Pero Blácula, más allá del acierto de su título, poca satisfacción procura en sus limitadísimos resultados. Podía, de tema tan descacharrante, haberse realizado una obra de sutiles perfiles, como en parte era Drácula al primer mordisco, donde el vampiro era caldo de cultivo idóneo para chispeantes cofias sobre el psicoanálisis, la neurosis urbana y la tan woodialleniana membrana judía.

Blácula se emite hoy, a las 21

05, por TVE-2.

Los chistes de Blácula se resuelven con brocha gorda, y ni sus fidelidades narrativas con el género de terror tradicional ni sus subversiones raciales atienden a ninguna lógica recreación o puesta al día de los clásicos draculianos. Los actores, por descontado, con William Marshall en cabeza, navegan sin rumbo fijo, y sólo en ese apartado nuestros ojos grandes pueden fijarse en los pequeños de Elisha Cook jr., un notable veterano del cine americano.

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