Tribuna:

Todavía valen los extremos

La final europea Sub 21, de feliz final para España, sirvió al menos para comprobar que una de las especies más hermosas del fútbol, en peligro de extinción desde hace tiempo, todavía existe. En efecto, todavía aparecen de cuando en cuando en el fútbol español los extremos. Francisco Llorente Gento, contra el tiempo y contra toda lógica, defendió anoche en Valladolid la vigencia de una función que se tenía casi por extinguida.Hace años que aficionados, entrenadores e incluso los propios jugadores habían abandonado la esperanza en que el regate, la velocidad y el desborde por la banda fueran to...

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La final europea Sub 21, de feliz final para España, sirvió al menos para comprobar que una de las especies más hermosas del fútbol, en peligro de extinción desde hace tiempo, todavía existe. En efecto, todavía aparecen de cuando en cuando en el fútbol español los extremos. Francisco Llorente Gento, contra el tiempo y contra toda lógica, defendió anoche en Valladolid la vigencia de una función que se tenía casi por extinguida.Hace años que aficionados, entrenadores e incluso los propios jugadores habían abandonado la esperanza en que el regate, la velocidad y el desborde por la banda fueran todavía útiles. Llorente es defensor de todo ello y el éxito le acompaña. El sobrino de Gento está en fachay Luis Suárez ha sabido aprovechar su irresistible ascensión para hacerle debutar a tiempo con los sub 21: justamente en los dos partidos de la final contra Italia.

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Frente a Italia los regates secos de Llorente, sus veloces arrancadas, su capacidad para medir al mismo tiempo la velocidad del rival que le está marcando y la del compañero que se desmarca a la espera del pase fueron el mejor argumen to ofensivo del equipo español

A Llorente le ha costado bastantes lágrimas llegar donde está. El Real Madrid le desechó cuando no era más que uno entre tantos en los escalafones inferiores. Con la carta de libertad en el bolsillo probó fortuna en un modesto equipo, el Móstoles, y ahí le descubrió el Atlético, que luego tardó en darle la oportunidad; fue necesario para ello que realizara muchas actuaciones convin centes en el filial, Atlético Madrileño, en Segunda. Pero ahora ha conseguido situarse en el primer plano y desde ahí pregona su verdad. Una verdad que parece ir contra el tiempo y contra la lógica, pero que los aficionados están deseosos de escuchar: en el fútbol todavía valen los extremos.

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