LA CITA OLÍMPICA DE LAUSANA

Seis ciudades, a la carta

El COI dispone de tres informes sobre las características de cada una de las candidaturas

Los miembros del COI llegaron a Lausana conociendo ya los informes de las tres comisiones de encuesta -la de los comités nacionales, la de las federaciones internacionales y la del propio COI- sobre las seis ciudades que aspiran a organizar los juegos de 1992. Quienes han podido leer estos informes aseguran que las conclusiones ofrecen pocas diferencias. Sólo una lectura especializada de los calificativos que los autores aplican a las ofertas de cada ciudad abre una puerta a las lucubraciones sobre una posible favorita.

Las seis candidatas, a los Juegos Olímpicos de Verano de 1992 presu...

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Los miembros del COI llegaron a Lausana conociendo ya los informes de las tres comisiones de encuesta -la de los comités nacionales, la de las federaciones internacionales y la del propio COI- sobre las seis ciudades que aspiran a organizar los juegos de 1992. Quienes han podido leer estos informes aseguran que las conclusiones ofrecen pocas diferencias. Sólo una lectura especializada de los calificativos que los autores aplican a las ofertas de cada ciudad abre una puerta a las lucubraciones sobre una posible favorita.

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Las seis candidatas, a los Juegos Olímpicos de Verano de 1992 presumen de unanimidad institucional y política en apoyo de sus aspiraciones, aunque también cuenten, con mayor o menor medida, con alguna oposición local. Todas se han declarado, fervientes defensoras de los principios olímpicos. Y las seis esconden, detrás de su interés por los juegos propiamente dichos, unos objetivos ciudadanos y de proyección internacional de gran alcance y necesitados de una excusa formal de la envergadura de una celebración olímpica para llevarlos a la práctica.Barcelona quiere acabar los proyectos urbanos a medio hacer desde hace años; Amsterdam busca recuperar una imagen turística deteriorada; Brisbane pretende colocar su nombre en el mapa; Belgrado, aprovechar su condición de capital europea del no alineamiento; y Birmingham, reactivar la ciudad como destino de inversiones industriales. La única excepción, en cuanto a la necesidad de proyección internacional, es París; sin embargo, en el aspecto de obras e infraestructura, también la capital francesa se apresta a aprovechar la ocasión para recuperar las 13 hectáreas de la antigua estación ferroviaria de Tolbiac para construir en este espacio obsoleto y céntrico, a orillas del Sena, la villa olímpica.

Seguridad y concentración

Motivaciones particulares al margen, en el momento de la votación las grandes premisas del COI son la seguridad, la concentración de instalaciones y el respeto a los principios de la Carta Olímpica. Como contrapartida, la familia olímpica garantiza, en cierta forma, la alternancia de continentes y la universalidad de los juegos, traducida en el interés de que el máximo número posible de ciudades y países hayan albergado la celebración cuatrienal.

Barcelona (1,7 millones de habitantes, en una aglomeración metropolitana de 3,1 millones) es la cuarta vez que solicita la organización de los JJ OO; París (2,1 millones de habitanles con un entorno inmediato de 8,5) ha sido sede de los JJ OO en dos ocasiones; Amsterdam (700.000 habitantes), fue ciudad sede de los juegos en 1928; Birmingham (3 millones) aspira por primera vez, aunque Londres ha albergado el acontecimiento deportivo en dos ocasiones; Brisbane (1,5 millones) tiene el antecedente de los juegos de 1956, celebrados en la ciudad australiana de Melbourne; Belgrado (1,5 millones) no ha organizado ningunos juegos de verano, pero Sarajevo ha albergado los de invierno. Las seis ciudades candidatas ofrecen al cuerpo de electores del gran senado olímpico una amplia gama de posibilidades geográficas y geopolíticas.

La seguridad ciudadana, que constituye la gran obsesión de la familia olímpica desde los sangrientos sucesos de los juegos de Múnich, en 1972, es una de las exigencias cuya satisfacción depende de la buena voluntad de los votantes en aceptar las explicaciones de las ciudades aspirantes. La propia naturaleza del concepto hace difícil su previsión y convierte en secreta parte de la información.

En cuanto a la concentración de las instalaciones deportivas y la villa olímpica, precepto que tras los juegos de Los Ángeles -cuyas sedes estaban extremadamente dipersas- ha tomado especial relevancia, las seis aspirantes rivalizan en presentarse lo más compactas posible. De la documentación presentada en marzo al COI por cada una de las candidaturas se desprende que Birmingham es la propuesta que reúne un mayor número de instalaciones (el 50%) en un radio de cinco kilómetros. Belgrado y París, con un 6,25% y un 8,10%, respectivamente, son las que ofrecen menor número de escenarios deportivos en esta distancia. Barcelona es la ciudad que presenta una mayor concentración de instalaciones deportivas (un 73,67%) en una circunferencia de 10 kilómetros de radio. Los proyectos que mayor dispersión ofrecen son los de Amsterdam y París, que tienen un 31,25% y un 29,72%, en cada caso, de instalaciones deportivas alejadas más de 50 kilómetros del núcleo central que conforma la villa olímpica.

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