Tribuna:

Otra carta

Esta vez va por usted, mal llamado "el termita" o "el dinamitador", cuando a todos les constaba su historial de faenas ilustres para que se hubieran llamado a engaño. En la voladura de UCD nadie sabe todavía, y el que lo sabe se lo calla, cuál fue el agente interior más determinante, aunque ya nadie duda que actuó perfectamente coordinado con el exterior. Destruyendo se construye, decían los anarquistas, y a las derechas españolas siempre les ha gustado quedarse con algunas buierías del anarquismo, por aquello de su reflejo de hondas verdades del individuo y de la raza.No se recordó entonces l...

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Esta vez va por usted, mal llamado "el termita" o "el dinamitador", cuando a todos les constaba su historial de faenas ilustres para que se hubieran llamado a engaño. En la voladura de UCD nadie sabe todavía, y el que lo sabe se lo calla, cuál fue el agente interior más determinante, aunque ya nadie duda que actuó perfectamente coordinado con el exterior. Destruyendo se construye, decían los anarquistas, y a las derechas españolas siempre les ha gustado quedarse con algunas buierías del anarquismo, por aquello de su reflejo de hondas verdades del individuo y de la raza.No se recordó entonces lo suficiente que ya usted había dinamitado al señor Ruiz Giménez, cuando militando ambos en un partido demócrata y cristiano, se inclinó excesivamente don Joaquín para escuchar propuestas de Santiago Carrillo y a usted le pareció comprometedor sacar la cabeza por la ventanilla del taxi donde cabía toda la derecha democrática, para que les vieran dialogando con un comunista. Pero eran minucias protohistóricas al lado de aquella carga de goma 2 que convirtió el building de UCD en un descampado del Pozo del Tío Raimundo. Destruyendo UCD ayudaba a construir la mayoría natural soñada por Fraga, con la misma intensidad con que Luis Mariano había soñado Granada.

Si le cortó las piernas a Ruiz Giménez y el resuello a Suárez, no fue por maldad intrínseca ni locura coyuntural, sino porque usted es de esos elegidos dotados de proyecto histórico. Usted lleva dentro de sí el proyecto histórico de la mayoría natural, natural y naturalmente de derechas. Y ese proyecto histórico es el que le conduce ahora a zarandear a Fraga para que desocupe. Está Fraga algo mareado de darse en la cabeza tantos golpes contra su techo electoral y ha juzgado usted oportuno el momento para apostar otra vez por el vacío, en la esperanza de que algo y alguien lo llene a su entero gusto. Tal vez habría llegado el momento de que usted considerara que tal como están gobernando los socialistas, las derechas moderadas son un lujo del espíritu y como todo lujo sólo apto para el consumo de sofisticadas minorías.

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