Una zaparilla y unas llaves a modo de 'varita mágica'

Miguel Guillén, de 49 años, vecino de la localidad murciana de Los Canovas, camionero, casado y con 4 hijos, dirigió ayer las operaciones de búsqueda del pequeño Juan Pedro. Guillén, armado con una zapatilla y unas llaves, que debían indicar el lugar donde se encontraba el niño, mantenía que el pequeño estaba en lo alto de uno de los montes próximos al lugar del accidente y cercano a un pequeño pueblo que no había sido rastreado.Agarrado a los arbustos con una mano y sujetando la zapatilla y las llaves con la otra, Miguel Guillén insistía a lo largo de la operación de rastreo en que el niño es...

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Miguel Guillén, de 49 años, vecino de la localidad murciana de Los Canovas, camionero, casado y con 4 hijos, dirigió ayer las operaciones de búsqueda del pequeño Juan Pedro. Guillén, armado con una zapatilla y unas llaves, que debían indicar el lugar donde se encontraba el niño, mantenía que el pequeño estaba en lo alto de uno de los montes próximos al lugar del accidente y cercano a un pequeño pueblo que no había sido rastreado.Agarrado a los arbustos con una mano y sujetando la zapatilla y las llaves con la otra, Miguel Guillén insistía a lo largo de la operación de rastreo en que el niño estaba más arriba. Los familiares del pequeño, vecinos todos del mismo pueblo, no dudaron en ningún momento de la veracidad de sus afirmaciones.

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Guillén, un hombre gordo de aspecto afable, se dedica en sus ratos libres a buscar pozos de agua, negocio con el que se saca "unas perricas", aseguró. Nunca en su vida había utilizado suspoderes para buscar personas, pero el pasado domingo se le ocurrió que a lo mejor podía "encontrar al zagal", explicó. "Se lo dije a mi sobrinico e hice pruebas con él por una zona de montaña en la que se escondía y siempre le encontraba. Comuniqué mi intención a la familia del niño y me vine con ellos a Madrid". El radiestesista acabó, tras la escalada, con la nariz ligeramente enrojecida por el sol.

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