LAS CONSECUENCIAS DE LAS ELECCIONES

Lucha por Castilla

La pugna latente entre el PDP y AP acerca de los nombres que deberán ser candidatos a la presidencia de los Gobiernos autónomos en las próximas elecciones de mayo de 1987 es uno de los factores que se encuentran en el fondo del distanciamiento emprendido por los democristianos respecto del partido de Fraga. Alzaga pretende que los cabezas de candidatura en las dos Castillas sean hombres de su partido -Rodolfo Martín Villa en Castilla y León y Javier Rupérez en Castilla-La Mancha-, mientras los dirigentes de AP insisten en que los candidatos deben ser militantes aliancistas -José María Aznar y ...

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La pugna latente entre el PDP y AP acerca de los nombres que deberán ser candidatos a la presidencia de los Gobiernos autónomos en las próximas elecciones de mayo de 1987 es uno de los factores que se encuentran en el fondo del distanciamiento emprendido por los democristianos respecto del partido de Fraga. Alzaga pretende que los cabezas de candidatura en las dos Castillas sean hombres de su partido -Rodolfo Martín Villa en Castilla y León y Javier Rupérez en Castilla-La Mancha-, mientras los dirigentes de AP insisten en que los candidatos deben ser militantes aliancistas -José María Aznar y Arturo García Tizón, respectivamente-. Esta diferencia de criterios, que data desde hace, al menos, un año, contribuyó no poco a enconar las relaciones entre los dos socios, que consideraban muy probable la victoria de Coalición Popular en ambas Castillas en las elecciones autonómicas, algo muy importante si se tiene en cuenta que ello implica el control político de 14 provincias.Un embargo, la pugna se agrava ahora al haber comprobado los democristianos que los resultados de las elecciones legislativas del pasado día 22 en las 13 comunidades autónomas en las que se celebrarán elecciones en mayo fueron peores para la Coalición Popular que los obtenidos en las elecciones autonómicas del 8 de mayo de 1983. En concreto, el descenso en Castilla-La Mancha fue de 7,8 puntos; en Castilla y León, de 4,2 puntos, y en Cantabria -otra de las esperanzas de futuro para el PDP-, de casi 10 puntos. La proyección de estos resultados a las elecciones autonómicas de 1987 -dice la nota hecha pública ayer por los democristianos- "lleva a la conclusión de que la actual fórmula no permitiría conquistar el poder regional en ninguna de las comunidades en liza".

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