Vergüenza ajena

Me avergüenza ver cómo nuestro pueblo, tan proclive al mito, se ceba, después de haber aprovechado del héroe, en su desmitificación, utilizando para ello sus más vulgares armas, como la calumnia y la mofa más zafia y perversa de que puede valerse.Empiezo a pensar que realmente el pueblo acepta a los que, aunque con demagogia se sitúan a su altura y no quieren aceptar que existan valores en sus gobernantes que puedan situarles por encima de la pobreza de espíritu que en el mismo anida. Sería impensable, de otra forma, entender la gran audiencia que este país dispensa a las vergonzosas produccio...

Me avergüenza ver cómo nuestro pueblo, tan proclive al mito, se ceba, después de haber aprovechado del héroe, en su desmitificación, utilizando para ello sus más vulgares armas, como la calumnia y la mofa más zafia y perversa de que puede valerse.Empiezo a pensar que realmente el pueblo acepta a los que, aunque con demagogia se sitúan a su altura y no quieren aceptar que existan valores en sus gobernantes que puedan situarles por encima de la pobreza de espíritu que en el mismo anida. Sería impensable, de otra forma, entender la gran audiencia que este país dispensa a las vergonzosas producciones americanas y a algún programa de producción nacional que incluso se está exportando y que gracias a Dios ya no se emite. Sería impensable que un humorista de la talla de Pedrito Ruiz cayera en la grosera y falaz desmitificación del que de la mano del Rey sacó a Espada del más oscuro túnel de su historia, empleando gestos y alusiones de juzgado de guardia.

Me duele España, señores, porque es capaz de creer en espíritus y meigas, y le molesta reconocer que hay hombres que no pactan ni mercachiflean con su propia identidad, encarándose, públicamente, a dementes armados, en defensa, asimismo, de la identidad de su pueblo.-