BALONCESTO

Al final, Madrid-Barça

El largo y complejo campeonato de Liga de baloncesto ha entrado ya en su fase definitiva. Quedan atrás más de 250 partidos, que el calendario ha ido desgranando poco a poco en tres fases. Y, al final, los que disputan el título son los de casi siempre: el Madrid y el Barcelona. El Joventut, única alternativa a esta forma de bipartidismo deportivo, ha quedado fuera. Todo el serio esfuerzo que hacen quienes manejan el baloncesto en España resulta un poco vano ante esta evidencia: las secciones de los dos más poderosos clubes de fútbol de España, con el respaldo de los inmensos presupuestos q...

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El largo y complejo campeonato de Liga de baloncesto ha entrado ya en su fase definitiva. Quedan atrás más de 250 partidos, que el calendario ha ido desgranando poco a poco en tres fases. Y, al final, los que disputan el título son los de casi siempre: el Madrid y el Barcelona. El Joventut, única alternativa a esta forma de bipartidismo deportivo, ha quedado fuera. Todo el serio esfuerzo que hacen quienes manejan el baloncesto en España resulta un poco vano ante esta evidencia: las secciones de los dos más poderosos clubes de fútbol de España, con el respaldo de los inmensos presupuestos que genera este deporte, juegan con ventaja.

Al Madrid y al Barcelona no les preocupa aumentar un poco más sus déficit para reforzar sus equipos de baloncesto y hanido haciendo de este deporte un segundo campo de desavenencias. Su presencia distorsiona el mercado del baloncesto, eleva los gastos generales en fichas y provoca que muchos clubes tengan que entrar en la peligrosa dinámica de gastar uno y otro año más. El baloncesto ha crecido mucho en España en los últimos años y no hay duda de que una de las causas es que, desde hace algún tiempo, el Barcelona es cia,paz de disputarle los títulos al Madrid de igual a igual y que la rivalidad creada y alimentada en torno al fútbol a lo largo de tres cuartos de siglo ha encontrade otro escenario donde desarrollar sus frecuentes peleas.

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El baloncesto español se lucira en dinero y en interés de esta antigua rivalidad deportiva, pero no será definitivamente adulto hasta que no dependa tan directamente del fútbol, de sus dineros y de sus fobias.

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