Cartas al director

Gala

Ante mis asombrados ojos leo una carta proponiendo al señor Gala para el Premio de la Paz (Nobel); hace unos días le escribí a usted una carta a Tobías, burlena, satírica, amable y ocurrente...No ha tenido a bien publicarla. Nada que objetas. Pero me extraña que esta carta lameroria, estúpida e inconsecuente sea dada al ojo extraño para que la lean; ya sé que escribirnos muchos al periódico de su digna dirección, pero cuando se va por derecho contra alquien se deben publicar todas o ninguna. Así de claro, señor director.

No ofendo ni defiendo a nadie, pero cuando un intelectual de la ta...

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Ante mis asombrados ojos leo una carta proponiendo al señor Gala para el Premio de la Paz (Nobel); hace unos días le escribí a usted una carta a Tobías, burlena, satírica, amable y ocurrente...No ha tenido a bien publicarla. Nada que objetas. Pero me extraña que esta carta lameroria, estúpida e inconsecuente sea dada al ojo extraño para que la lean; ya sé que escribirnos muchos al periódico de su digna dirección, pero cuando se va por derecho contra alquien se deben publicar todas o ninguna. Así de claro, señor director.

No ofendo ni defiendo a nadie, pero cuando un intelectual de la talla de Gala llama al presidente "un tal González nos dice, bla, bla, bla", ya no hay posible acercamiento, ya se ha perdido la vergüenza salerosa.

Precisamente, yo no mando cartas al director con el afán de que me lean, yo escribo cuando hay que salirle al paso a cualquiera, sea del color que sea, y Tobías es un niño-joven desvergonzado, sin la suficiente andadura como para ofender y defender una causa justa o injusta -qué más da-; lo principal es saber estar, saber ser: lo que pasa es que cuando a un español se le da la vara de mando, líbrenos Dios de él, pues ya tenemos un pequeño dictador en potencia, ya comienza a hablar en nombre del pueblo, y eso sí que no, ya hablaron por mí 40 siglos, ya no le consiento a nadie que hable en mi nombre o lugar...-

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