Cartas al director

Sánchez Mazas y el falangismo

Ante la reiteración con la que su periódico ilustra comentarios literarios sobre mi padre, Rafael Sánchez Mazas, empleando composiciones fotográficas cada vez más elaboradas referidas a su condición de falangista, que por razones que ignoro se utilizan única y exclusivamente en su caso, deseo expresarle lo siguiente:1. Que como probablemente usted sabe, mi padre no fue el inventor de la cantimplora y el correaje, como pretenden sugerir las ridiculizantes viñetas de su periódico.

2. Que hay que echarle mucha afición y bastantes gramos de morbo para poder encontrar en las hemerotecas más ...

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Ante la reiteración con la que su periódico ilustra comentarios literarios sobre mi padre, Rafael Sánchez Mazas, empleando composiciones fotográficas cada vez más elaboradas referidas a su condición de falangista, que por razones que ignoro se utilizan única y exclusivamente en su caso, deseo expresarle lo siguiente:1. Que como probablemente usted sabe, mi padre no fue el inventor de la cantimplora y el correaje, como pretenden sugerir las ridiculizantes viñetas de su periódico.

2. Que hay que echarle mucha afición y bastantes gramos de morbo para poder encontrar en las hemerotecas más de tres o cuatro fotografías suyas con camisa azul y uniforme de falange.

3. Que aunque es bien conocida su condición de falangista, que nadie ha pretendido ocultar jamás, también es de dominio público el uso prácticamente nulo que hizo de aquella grotesca parafernalia.

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4. Que aun en el caso de que hubiera una razón especial, que no se me alcanza, para mostrar sólo a mi padre con ese atuendo, sería altamente encomiable que su diario recordara de cuando en cuando cuántos de sus más tediosos y asiduos colaboradores se disfrazaron durante años sin rubor.

5. Que no supondría un alarde de veracidad que también éstos aparecieran alguna vez con sus antiguos correajes, aunque sólo fuera para no confundir a los lectores más jóvenes, haciéndoles creer que siempre se disfrazaba el mismo.

6. Que con el tiempo y el trabajo que le ha costado a su periódico fingir una objetividad que no tiene, ya podría haber conseguido un grado aceptable de veracidad.- Gabriela Sánchez Ferlosio.

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