Acuerdo en principio para una reforma modesta de la CEE

El Consejo Europeo llegó anoche en Luxemburgo a un acuerdo político en principio sobre una reforma mínima de las instituciones comunitarias y la hipotética concreción de un mercado interno europeo antes de 1992. Asimismo, la cumbre de los 10 países de la CEE más España y Portugal acordó limitar el derecho de veto de los miembros y extender el voto mayoritario sobre cuestiones preferentemente técnicas, aunque bajo la hipoteca del mantenimiento de grandes reservas de algunos de los países miembros.

Este compromiso, conseguido después de dos días de conversaciones, se alcanzó con las reser...

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El Consejo Europeo llegó anoche en Luxemburgo a un acuerdo político en principio sobre una reforma mínima de las instituciones comunitarias y la hipotética concreción de un mercado interno europeo antes de 1992. Asimismo, la cumbre de los 10 países de la CEE más España y Portugal acordó limitar el derecho de veto de los miembros y extender el voto mayoritario sobre cuestiones preferentemente técnicas, aunque bajo la hipoteca del mantenimiento de grandes reservas de algunos de los países miembros.

Este compromiso, conseguido después de dos días de conversaciones, se alcanzó con las reservas de ltalia, que consideró insuficientes las reformas acordadas, y de Dinamarca, que, por el contrario, no quería comprometerse por la dimensión de lo acordado. Asimismo, los jefes de Estado y de Gobierno de los 10 países miembros, más los de España y Portugal, aprobaron una declaración para cooperar en la lucha contra el terrorismo e intensificar la coordinación en política exterior.El acuerdo al que llegaron los mandatarios comunitarios supondrá, si es ratificado por los diferentes parlamentos nacionales, la primera modificación del tratado fundacional de la CEE tras su constitución en Roma hace 28 años. Los puntos esenciales del compromiso alcanzado en Luxemburgo, al filo de la pasada madrugada, suponen además de plantear la eventual creación de un gran mercado único para 1992, un modesto reforzamiento de las competencias de la Comunidad en el terreno monetario, financiero, tecnológico y de medio ambiente; el incremento de las actuales atribuciones del Parlamento Europeo, y una mayor coordinación en el campo de la política exterior.

La primera ministra británica, Margaret Thatcher -que había llegado a Luxemburgo con el propósito de que no se modificaran los tratados fundacionales-, calificó de limitados los resultados alcanzados, y subrayó que aunque las reformas podrían alcanzarse igualmente sin modificar el Tratado de Roma, el Reino Unido había apoyado a los demás países porque éstos deseaban el cambio. El presidente francés, François Mitterrand, se declaró satisfecho por el resultado, aunque no se había ido "tan lejos como habría deseado" y lo calificó como "un compromiso de progreso". El canciller germano occidental, Helmut Kohl, declaró, en cambio, en una conferencia de prensa al término de las reuniones: "Hemos abierto una amplia puerta al desarrollo europeo".

El presidente del Gobierno español, Felipe González, manifestó por su parte, que la cumbre había sido "positiva", aunque matizó que sus resultados quedan a distancia de las "aspiraciones de los países más europeístas".

Páginas 45 y 46

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