La policía carece de pistas sobre la niña gitana secuestrada hace tras dos meses

La familia de Julia Ramírez Suárez, la niña gitana que fue secuestrada el día 17 del pasado mes de julio, espera resignada las noticias sobre el paradero de la pequeña, en torno al que hasta el momento la policía carece de pistas. La niña fue secuestrada por dos hombres y una mujer que se hicieron pasar por representantes de una empresa publicitaria interesados en utilizar a la pequeña para realizar un anuncio.La policía continúa las investigaciones para dar con el paradero de Julia. Sin embargo, hasta el momento no se ha obtenido ninguna pista que permita la recuperación de la pequeña y la de...

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La familia de Julia Ramírez Suárez, la niña gitana que fue secuestrada el día 17 del pasado mes de julio, espera resignada las noticias sobre el paradero de la pequeña, en torno al que hasta el momento la policía carece de pistas. La niña fue secuestrada por dos hombres y una mujer que se hicieron pasar por representantes de una empresa publicitaria interesados en utilizar a la pequeña para realizar un anuncio.La policía continúa las investigaciones para dar con el paradero de Julia. Sin embargo, hasta el momento no se ha obtenido ninguna pista que permita la recuperación de la pequeña y la detención de los autores del secuestro. Fuentes policiales manifestaron que "no se ha descartado ninguna de las hipótesis sobre el móvil, entre las que se encuentra que los secuestradores puedan ser miembros de una organización dedicada a la venta de bebés o que la autora pueda ser una mujer imposibilitada para tener h¡jos".

Mientras tanto, la familia de Julia, que es la menor de nueve hermanos, continúa viviendo en un edificio en ruinas de la calle de la Condesa de Venadito, próxima a la de Arturo Soria, esperando que un día las noticias que periódicamente les comunica la policía sean esperanzadoras. "Todavía tenemos confianza en que la niña aparezca", explicó Andrés Ramírez, padre de la pequeña, "pero ahora sólo Dios y la policía pueden encontrarla". Julia tenía cuatro meses cuando fue secuestrada.

Los secuestradores eran una mujer de unos 40 años y dos jóvenes de 18, aproximadamente, que se pusieron en contacto con la familia y le propusieron que les dejasen a su hija para hacerle unas pruebas fotográficas con destino a una campaña publicitaria. Los secuestradores se llevaron a la pequeña en un Renault-9 de color blanco, acompañados por una tía y dos primas de la niña, todas ellas menores de edad, a las que luego despistaron en unos grandes almacenes.

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