Concebía estar ya
a las puertas del siglo XXI, pero resulta que en este país no, la barbarie y la muerte como negocio siguen al día. El dinero no perdona.Los periódicos, la radio, levantan una polvareda de palabras inútiles, de frases rimbombantes, huecas ante la muerte. Esa muer-
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a las puertas del siglo XXI, pero resulta que en este país no, la barbarie y la muerte como negocio siguen al día. El dinero no perdona.Los periódicos, la radio, levantan una polvareda de palabras inútiles, de frases rimbombantes, huecas ante la muerte. Esa muer-
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Concebía estar ya
Viene de la página 9 te que podía haberse evitado.
Parece que nunca se va a salir de la Edad Media, que el enano tiene que vivir de bufón, y aún existe un hombre que se juega la vida para distracción de los instintos sádicos que llenan los bolsillos de unos pocos, un hombre degradado al biocidio y al suicidio para ser héroe: el torero.
Y existen así la arena ensangrentada, las coronas funerarias, las condolencias y la muerte, porque la fiesta nazi-onal sigue vigente.
¡Ojalá que la noticia de una vida truncada, que la noticia de un corazón partido en dos por un toro, no pudiera volver a repetirse!.- Madrid.