Tribuna:

Profesionalizar el baloncesto

Como deporte de moda, creo que el baloncesto atraviesa un buen momento para intentar analizarlo. Desfasado en su conjunto, tan sólo me cuestiono si verdaderamente existe una base sólida para mantener nuestra actual posición. Se podría decir que el baloncesto vive momentos de éxito, los presupuestos se disparan y se transforman en contratos millonarios, el público y los medios de comunicación se vuelcan hacia la elite; surgen patrocinadores por todas partes.Este éxito, analizado escuetamente, está fundamentado en pocos, pero poderosos ingredientes: victorias internacionales, tanto de los clubes...

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Como deporte de moda, creo que el baloncesto atraviesa un buen momento para intentar analizarlo. Desfasado en su conjunto, tan sólo me cuestiono si verdaderamente existe una base sólida para mantener nuestra actual posición. Se podría decir que el baloncesto vive momentos de éxito, los presupuestos se disparan y se transforman en contratos millonarios, el público y los medios de comunicación se vuelcan hacia la elite; surgen patrocinadores por todas partes.Este éxito, analizado escuetamente, está fundamentado en pocos, pero poderosos ingredientes: victorias internacionales, tanto de los clubes como de la selección, el bache sufrido por el fútbol y el apoyo de los medios de comunicación. Pero creo que este éxito es parcial, ya que sólo se manifiesta en algún nivel. Estamos en deuda con la base y con las estructuras.

Jugadores nacionales

Es problemática la poca salida de jugadores nacionales, quizá influenciada por la falta de medios y por la escasez de maestros en el baloncesto de base. No se debe cargarla culpa a los extranjeros, porque todos sabemos que aportan un ingrediente básico, como es la espectacularidad, y han sido buenos partícipes de la mejora de nuestro deporte.

Otro tema es la ilusión de querer compararnos con Italia. No deberíamos engañarnos, porque el presupuesto de la Federación Italiana es siete veces superior al nuestro: existe una desgravación fiscal y cuentan con jugadores nacionales suficientes para hacer 30 equipos de la primera categoría española. Aquí no hay jugadores ni para 16 equipos. Incluso, allí están mejor repartidos.

Por eso, pienso que para mantener nuestra actual posición sería fundamental asumir el baloncesto como deporte profesional, en todo su campo y con todas las responsabilidades que esto exige. Por tanto, habría que empezar por hacer profesionales a todos sus componentes.

Hacer profesional al jugador, que cuenta, en su mayoría, con contratos suficientemente generosos como para que se le pueda exigir mayor dedicación en tiempo y en concentración. No se trata de conseguir sólo esto, sino también .de rodear al jugador de un auténtico ambiente profesional, función en la que es fundamental la actuación del entrenador y los dirigentes.

Profesionalizar al árbitro es otro punto importante, ya que actualmente está en desventaja, tanto cualitativa como económicamente. No se trata de que el árbitro pase tanto tiempo arbitrando como el jugador entrenando, pero sí que, al regular su situación, habría oportunidad de que mejorase en las dos facetas.

Por último, profesionalizar al entrenador y a la dirección, donde deben estar los mejores. Creo que la labor de los directivos ha de ser completamente profesional e intentar adecuar la estructura presente para que esté en competencia con el nivel exigido; para que no sucedan casos como el del año próximo, en el que se disputará el Mundial 86 en España con una falta casi absoluta de canchas adecuadas para un acontecimiento de tal magnitud.

Sinceramente, no deseo que el baloncesto, en el que tanto esfuerzo han puesto muchos, sea tan sólo una ilusión, un espejismo de algunos años, porque, ¿no estaremos construyendo un gigante con los pies de barro?

Fernando Martín es subcampeón europeo y subcampeón olímpico con la selección española de baloncesto, y pivote del Real Madrid

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