Asesinado en Marquina un empleado de una fábrica de armas

José Martínez Paredes, empleado de la fábrica de armas Esperenza y Cía, con sede en Marquina, fue asesinado ayer en dicha localidad vizcaína, situada a 50 kilómetros de Bilbao, por el sistema del tiro en la nuca. Uno de los dos desconocidos que abordaron a la víctima en plena calle efectuó sobre ella un único disparo de pistola, con un proyectil marca FN, fabricado en 1978 y de calibre 9 milímetros Parabellum, habitual señal dejada por ETA para firmar sus atentados.El hecho se produjo hacia las 18.30 de ayer. José Martínez era natural de Hellín (Albacete) y llevaba 13 años viviendo en Marquina...

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José Martínez Paredes, empleado de la fábrica de armas Esperenza y Cía, con sede en Marquina, fue asesinado ayer en dicha localidad vizcaína, situada a 50 kilómetros de Bilbao, por el sistema del tiro en la nuca. Uno de los dos desconocidos que abordaron a la víctima en plena calle efectuó sobre ella un único disparo de pistola, con un proyectil marca FN, fabricado en 1978 y de calibre 9 milímetros Parabellum, habitual señal dejada por ETA para firmar sus atentados.El hecho se produjo hacia las 18.30 de ayer. José Martínez era natural de Hellín (Albacete) y llevaba 13 años viviendo en Marquina, a donde llegó procedente de Benidorm (Alicante).

A la hora de cerrar esta edición existían informaciones contradictorias acerca de si el asesinado era jefe de guardias jurados de la fábrica de armas o jefe de personal de la misma, versión esta última difundida por la agencia Efe.

La empresa Esperenza y Cía es la fabricante del mortero 120, seleccionado, junto con el isrelí Tampella, como finalista en un concurso para equipar al Ejército de Estados Unidos.

Amigos de la víctima aseguraban que Jose Martínez no tenía afinidades políticas destacadas, y que se trataba de una persona muy abierta, que alternaba todas las tardes con la gente del pueblo. Contaba en la actualidad 40 años de edad, estaba casado con una marquinesa y era padre de dos niñas, de 10 y 3 años de edad.

José Martínez Paredes se disponía, finalizada su jornada de trabajo, a entrar, según su costumbre, en uno de los bares de la calle Okarra, concretamente al bar Enda, junto a su domicilio, cuando uno de los dos jóvenes que se cruzaron en su camino sacó una pistola, la acercó a la cabeza de la víctima, y efectuó un único disparo. El proyectil, que penetró por la nuca, atravesó la cabeza de José Martínez Paredes, saliendo por uno de sus ojos.

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Pese a la gravedad de la herida, el herido permanecía aún con vida cuando, 10 minutos después de producirse el atentado, era introducido en una ambulancia que le trasladó al hospital de Galdácano, en el que, sin embargo, ingresó ya cadáver.

José Martínez acababa de tomar unos chiquitos, con sus amigos, en el bar Dantzari, de la misma localidad, y se dirigía, solo, al bar Enda, cuando fue atacado. La propietaria del mencionado establecimiento señaló que, en esos momentos, se encontraban cuatro personas en el interior del bar, oyeron un disparo y vieron a dos individuos que huían corriendo. Inmediatamente avisaron a la ambulancia municipal.

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