CATALUÑA

La investigación del asalto a la masía de Lliçà, dificultada por la falta de huellas dactilares

La Guardia Civil sigue investigando para localizar a los tres autores del asalto a la masía de Can Farnés, en Lliçà de Vall, que torturaron brutalmente a dos de sus habitantes. Según informó ayer la Guardia Civil, las investigaciones continúan dificultosamente, ya que las huellas dactilares encontradas no están completas. Sin embargo, los agentes han podido saber, tras el testimonio de los agredidos, que los torturadores hablaban un castellano correcto, lo que desmentiría algunas versiones que adjudicaban la autoría del asalto a un grupo de extranjeros, presumiblemente árabes.El servici...

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La Guardia Civil sigue investigando para localizar a los tres autores del asalto a la masía de Can Farnés, en Lliçà de Vall, que torturaron brutalmente a dos de sus habitantes. Según informó ayer la Guardia Civil, las investigaciones continúan dificultosamente, ya que las huellas dactilares encontradas no están completas. Sin embargo, los agentes han podido saber, tras el testimonio de los agredidos, que los torturadores hablaban un castellano correcto, lo que desmentiría algunas versiones que adjudicaban la autoría del asalto a un grupo de extranjeros, presumiblemente árabes.El servicio de información de la Guardia Civil de Mollet volvió ayer a tomar declaración, por espacio de media hora, a Pilar Iglesias y Francisco Sánchez, que continúan ingresados en el hospital de Mollet desde que en la madrugada del pasado viernes fueran brutalmente torturados por tres desconocidos en la masía de Can Farnés, en Lliçà de Vall. Las dos víctimas sólo reciben la visita de Pablo Sánchez, hermano del agredido, aunque ayer declararon a la Guardia Civil que el sábado por la tarde recibieron la visita de una persona que esquivó al portero y a las enfermeras del hospital y entró en la habitación para interesarse personalmente por el estado de las víctimas.

Momentánea desaparición

Pablo Sánchez, hermano del agricultor torturado en la masía de Can Farnés de Lliçà de Vall (Vallés Oriental), informó en la mañana de ayer a la Guardia Civil de que Enric Aleu, el pastor empleado en la casa, no había podido ser localizado por él y que se encontraba en paradero desconocido. Sin embargo, a última hora de la tarde de ayer la Guardia Civil localizó al pastor en una pensión de Lliçà de Munt, en donde se había alojado sin informar previsamente de su paradero. Sánchez, que calificó a Aleu de "persona de gran corazón, cándido y asustadizo", afirmó a este diario, en el momento de poner la denuncia, que Enric "puede haberse escondido por miedo".Enric Aleu vivía desde hace sólo 15 días en la masía de Can Farnés. "Fui yo mismo el que le pedí a mi hermano que acogiera en la masía a Enric, que tuvo que dejar su trabajo de pastor en otra masía de Lliçà de Munt porque cogió las fiebres de Malta", informó el hermano del agredido. Pablo Sánchez, después de calificar a Aleu de "persona con gran corazón, cándido y asustadizo", explicó que el pastor había sufrido mucho en su vida porque hace unos años le abandonaron su mujer y sus hijos, y estaba sin dinero. "Yo mismo le di 2.000 pesetas antes de que desapareciera", añadió.

En opinión de Pablo Sánchez, "los desconocidos conocían perfectamente el lugar". Basó tal afirmación en la forma en que entraron en la masía y en el hecho de que "se taparon la cara por miedo a ser reconocidos". En este sentido, sorprende que los cuatro perros de la masía no alertaran a sus amos.

El parte facultativo facilitado ayer por la tarde por el director técnico del hospital de Mollet, doctor Juan Vilaseca, indica que "Francisco Sánchez presenta una buena evolución de las quemaduras de primer y segundo grado, sin signos de infección actual y también una evolución favorable de los hematomas. Por su parte, Pilar Iglesias presenta un buen curso clínico, sin signos actuales de infección, buena evolución de las quemaduras, aunque se le ha detectado una fractura en la octava costilla izquierda".

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