Tribuna:

Reunión

Los norteamericanos deben de haber comprendido que llegados a un punto de la vida ya no tenemos nada que decirnos, pero que de otra parte no existe un motivo para dejar de seguir viéndonos. Entre las primeras ventajas de verse se encuentra la de poder contar a otros que se nos ha visto y nosotros decir a unos terceros que los hemos visto. La conversación no gana demasiado en matices durante las primeras experiencias, pero a la larga la posibilidad de coincidir en haber visto a los mismos en varios lugares diferentes o bien la coincidencia en el mismo lugar con aquellos terceros de los que nos ...

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Los norteamericanos deben de haber comprendido que llegados a un punto de la vida ya no tenemos nada que decirnos, pero que de otra parte no existe un motivo para dejar de seguir viéndonos. Entre las primeras ventajas de verse se encuentra la de poder contar a otros que se nos ha visto y nosotros decir a unos terceros que los hemos visto. La conversación no gana demasiado en matices durante las primeras experiencias, pero a la larga la posibilidad de coincidir en haber visto a los mismos en varios lugares diferentes o bien la coincidencia en el mismo lugar con aquellos terceros de los que nos informaron otros que antes habían visto, etcétera, crea una implicación social a partir de la cual sería desacertado afirmar que los norteamericanos viven aislados. En este sentido la pieza motora de este fino entramado relacional es el party.Aparentemente no existe ninguna razón para celebrar un party. O mejor dicho, de ninguna manera, en los primeros compases, será uno capaz de encontrar motivos suficientes para explicarse por qué ha sido invitado al party. Esto, sin embargo, prueba que la máquina funciona. El party es una unidad de reunión de 15 a 20 personas que se convoca con 15 días de antelación mediante una tarjeta donde se indica el horario del encuentro, nunca más allá de dos horas. El invitado no tendrá, por tanto, necesidad de ser muy explícito. Desde luego que un aprendiz de party puede fijarse en una determinada persona y proponerse consumir más tiempo con ella, pero es dudoso que los anfitriones lo toleren. Inmediatamente acudirán para llevarlo a conocer a otros invitados aquí y allá hasta tener la certeza de que todos han intercambiado la presentación y han podido deslizar un comentario sobre el estado de las carreteras. En verdad los norteamericanos han creado así un módulo de multiplicación relacional mediante el cual se pueden recolectar centenares de nombres, direcciones y números telefónicos en un tiempo récord. Mentiría quien afirmara que en Estados Unidos se encuentra aislado. Probablemente padecerá una inseguridad si desea llamar a alguien personalmente por teléfono, pero en ese caso, felizmente, convocará otro party.

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