Un capitán, obligado a dimitir por los polícias de su compañía

El capitán de Infantería Francisco Javier Álvarez Díez, de 32 años, se vio obligado a presentar su renuncia a la jefatura de la Y Compañía de la Reserva General a causa del encierro de unos 300 policías nacionales de la misma en su acuartelamiento de León como medida de presión para su cese. Álvarez Díez dimitió sobre las ocho de la tarde de ayer y unas dos horas después los agentes, que, junto a la dotación ordinaria de la plaza, se encontraban encerrados desde el viernes, depusieron su actitud. Álvarez Díez ha quedado pendiente de reingreso en el Ejército. Al frente de la compañía está de fo...

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El capitán de Infantería Francisco Javier Álvarez Díez, de 32 años, se vio obligado a presentar su renuncia a la jefatura de la Y Compañía de la Reserva General a causa del encierro de unos 300 policías nacionales de la misma en su acuartelamiento de León como medida de presión para su cese. Álvarez Díez dimitió sobre las ocho de la tarde de ayer y unas dos horas después los agentes, que, junto a la dotación ordinaria de la plaza, se encontraban encerrados desde el viernes, depusieron su actitud. Álvarez Díez ha quedado pendiente de reingreso en el Ejército. Al frente de la compañía está de forma provisional el teniente Benjamín González Crespo.Durante la tarde de ayer se realizaron diversas gestiones, en las cuales intervino como superior jerárquico en la línea de mando el teniente coronel de la Policía Nacional Francisco Alzueta, quien recabó información de los policías encerrados y departió con oficiales y con el propio capitán Álvarez Díez. Una versión cercana a medios oficiales señala que éste había pedido con fecha 19 de febrero su pase a su destino en el Ejército, que estaría en el CIR de León. Parece que únicamente faltaba la publicación en el Boletín Oficial del Ejército de esta situación. Al ver la contestación contra su línea de mando, que era total en la. compañía, Álvarez Díez decidió adelantar la renuncia. El Sindicato Unificado de Policía (SUP), que señaló a Efe que su dimisión prueba quién tenía razón, desconvocó el encierro y todos los actos de solidaridad que estaban previstos en otras provincias.

El Gobierno Civil, en una nota, elogió el comportamiento de los componentes de la compañía por el mantenimiento del celo y la disciplina durante el cumplimiento de los servicios.

Los encerrados acusaban al capitán Álvarez Díez de ser autor de vejaciones y coacciones "absolutamente intolerables" hacia los policías a su mando. En este sentido, el Sindicato Unificado de Policía (SUP) y el Sindicato Profesional de Policía Uniformada (SPPU) solicitaron la sustitución inmediata del capitán Álvarez Díez. El SUP denunciaba el incumplimiento del programa socialista en cuestiones de política policial y pidió que los mandos militares de la policía vuelvan al Ejército, además de que se refuerce el carácter exclusivamente civil de una policía al servicio de los ciudadanos.

El capitán Álvarez Díez dirigía la compañía de la reserva desde hace cuatro años. Un portavoz del SUP indicó que los conflictos comenzaron poco tiempo después: "Hace unos tres años surgió un primer enfrentamiento serio, pero entonces parte de la compañía le ratificó su confianza". Desde entonces, al parecer, la situación fue deteriorándose progresivamente. "Tenemos un capitán", declaró uno de los encerrados, "que no se adapta a la mentalidad policial, nos trata como a soldados". El mismo portavoz señaló a continuación que ciertos mandos policiales "se dejen de código castrense y atiendan a la función policial".

La espoleta que hizo saltar el encierro fue un arresto, ordenado por el capitán, a un policía nuevo en la compañía durante la realización de unos ejercicios de prácticas. Según la versión de uno de los encerrados, el capitán Álvarez Díez ordenó un arresto de 48 horas y, cuando el afectado le preguntó las causas del mismo, "lo subió a dos meses". Siempre según la misma fuente, el comandante anuló poco más tarde el arresto. "Luego nos han prometido que ese señor [por el capitán] se iba. Más tarde lo han vuelto a confirmar y por eso nos hemos encerrado".

El pasado mes de febrero dirigentes sindicales denunciaron la actitud del capitán y solicitaron la apertura de un expediente, que fue atendida por la Dirección General de la Policía. Éste se llevó a cabo, pero los encerrados señalaron que no de forma satisfactoria: "La investigación la hizo otro compañero del capitán". Aquéllos reconocieron que en el informe realizado se dicen "cosas ciertas", pero mostraron su disconformidad con el procedimiento y con la representatividad de los testimonios obtenidos.

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