La improvisación germana

Muchas veces en España se recurre como ejemplo a los alemanes como grupo social organizado a la perfección, frente a la improvisación latina. Poco tiene que ver esa imagen con lo que sucede en el pabellón de Sindelfingen, donde se desarrolla la eliminatoria entre España y Alemania. El primero en quejarse fue el rumano Ion Tiriac, el manager del número uno alemán Boris Becker. Tiriac estaba ayer especialmente enfadado: "Les dije que quería una pista supreme, la más lenta posible en un pabellón cubierto. Han colocado una pista de moqueta sobre una superficie de tartán y la h...

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Muchas veces en España se recurre como ejemplo a los alemanes como grupo social organizado a la perfección, frente a la improvisación latina. Poco tiene que ver esa imagen con lo que sucede en el pabellón de Sindelfingen, donde se desarrolla la eliminatoria entre España y Alemania. El primero en quejarse fue el rumano Ion Tiriac, el manager del número uno alemán Boris Becker. Tiriac estaba ayer especialmente enfadado: "Les dije que quería una pista supreme, la más lenta posible en un pabellón cubierto. Han colocado una pista de moqueta sobre una superficie de tartán y la han hecho demasiado rápida para mi jugador. Cuanto más rápida es una pista, más ventajas tiene el peor jugador". Tiriac acabó amenazante: "En Alemania todavía no conocen mi malhumor". Los jugadores españoles sufrieron la falta de bolas en los entrenamientos, la ausencia de un responsable que se preocupase de sus localidades durante los partidos, y un servicio de restaurante para 50 personas atendido solamente por dos mujeres ya entradas en edad. Para los periodistas no fue mejor. Los casi 100 profesionales acreditados en la eliminatoria tenían que disputarse los únicos cuatro teléfonos de un pabellón perdido en las afueras de la ciudad con más renta per cápita de la República Federal.

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