María de Lourdes Pintasilgo

La primera mujer que fue jefe de Gobierno en la península aspira a la presidencia de Portugal

María de Lourdes Pintasilgo fue, en 1979, y por unos meses, la primera mujer que ejerció la presidencia del Gobierno en la península Ibérica. Ha cumplido 55 años y ha recibido, para la circunstancia, un regalo singular: más de 20.000 firmas de electores portugueses dispuestos a apoyar su pedido de candidatura a la presidencia.

Esta independiente, duramente atacada por todos los partidos portugueses, con excepción del comunista, se ha transformado, desde el inicio de la precampaña electoral presidencial, en figura de primer plano de la vida política portuguesa, aparentemente sin quer...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

María de Lourdes Pintasilgo fue, en 1979, y por unos meses, la primera mujer que ejerció la presidencia del Gobierno en la península Ibérica. Ha cumplido 55 años y ha recibido, para la circunstancia, un regalo singular: más de 20.000 firmas de electores portugueses dispuestos a apoyar su pedido de candidatura a la presidencia.

Esta independiente, duramente atacada por todos los partidos portugueses, con excepción del comunista, se ha transformado, desde el inicio de la precampaña electoral presidencial, en figura de primer plano de la vida política portuguesa, aparentemente sin quererlo. Desde que la Prensa empezó, hace cerca de un año, a publicar sondeos de opinión sobre las intenciones de voto de los portugueses para los comicios de diciembre de 1985, Pintasilgo aparece firmemente colocada a la cabeza de la ,lista de los favoritos, con cerca de in tercio de los votos, y a gran distancia del secretario general del partido socialista. Más aún, Pintalsilgo cuenta con el favor del 50% del electorado socialista.Militante católica desde la juventud, pertenece a una comunidad religiosa laica de origen francesa, el Santo Grial. El hecho de ser soltera y de vivir en una comunidad le mujeres le valió a Lourdes Pintasilgo ser objeto de una campaña machista por parte de la Prensa ultraderechista, que la acusó de "falsa monja" y de "no ser ni mujer ni nada", pero la ex primera ministra se asusta con unos insultos que rebajan únicamente quien los emblea", porque considera que la soÍedad portuguesa superó hace mucho los prejuicios contra la mujer que ocupa cargos públicos.

Fue, antes del 25 de abril de 1974, miembro de la cámara corporativa, y la derecha acusa a sus simpatizantes de izquierda de apoyar a una ex salazarista, argumento que tampoco hace mella en el optimismo de la aspirante a candidata presidencial. Afirma que utilizó la cámara corporativa, para enunciar algunos aspectos de la política del Estado novo, como la guerra colonial, y que hubiera podido, como actuales dirigentes del artido socialdemócrata, ser diputado del partido único, pero no lo hizo porque, a diferencia de la llamada ala liberal, liderada por rancisco Sa Carneiro, nunca creyó en la posibilidad de liberalizar sin dictadura sin ruptura.

Antes de ser llamada a la presidencia del Gobierno por el general Eanes, después de los fracasos de los Gobiernos presididos por Mario Soares y Mota Pinto, Maria de Lourdes fue embajadora de Portugal en la Unesco, cargo que aprovechó para desarrollar contactos internacionales, sobre todo entre los países del Tercer Mundo y del movimiento de los no alineados. Después de su salida del Gobierno fue propuesta para un alto cargo de la Unesco, pero Alianza Democrática, vencedora de las elecciones legislativas, desautorizó a su embajadora, y el presidente se vio obligado a cesarla.

Gordita y sonriente, Maria de Lourdes Pintasilgo cuida su aspecto exterior, sin que se le pueda considerar una mujer elegante. Su simpatía y facilidad de comunicación con todos los públicos son arrolladoras, y sus apoyantes, encandilados, dicen que su carisma hace de su candidatura "la única movida por una dinámica de victoria". Algunos admiten que su energía y vitalidad no dejan de revelar rasgos de autoritarismo: sabe lo que quiere, y aunque le guste rodearse de un equipo de colaboraores y consejeros, una vez tomada una decisión es muy difícil de moverla de sus objetivos.

Aunque la derecha la acuse de servir al partido comunista, no hay dudas acerca de la firmeza de Pintasilgo en los principios defendidos por la Iglesia católica, como mostró claramente durante el debate sobre el aborto, que condena sin excepciones. Una personalidad commo la suya llama inmediatamen a la memoria el caso de la elección de Juan Pablo II, que, en un principio, fue saludada con esperanza por los sectores progresistas.

Archivado En