Cartas al director

'Mariana Pineda'

Me permito dirigirle unas líneas a propósito de los comentarios duramente críticos que varios periodistas e intelectuales granadinos hacen (EL PAIS, 11-12-84) sobre el trabajo de Pepa Flores en la versión televisiva de Mariana Pineda.Como actor, no puedo sino alabar la composición que Pepa Flores ha hecho de su personaje. Con un inteligente sentido de la medida, la actriz aguanta las incontables florituras de la cámara; hace creíbles escenarios tan bellos como ñoños; dice con limpieza y convicción un texto seco en el que abundan escenas de interrogatorio y frases lapidarias a cad...

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Me permito dirigirle unas líneas a propósito de los comentarios duramente críticos que varios periodistas e intelectuales granadinos hacen (EL PAIS, 11-12-84) sobre el trabajo de Pepa Flores en la versión televisiva de Mariana Pineda.Como actor, no puedo sino alabar la composición que Pepa Flores ha hecho de su personaje. Con un inteligente sentido de la medida, la actriz aguanta las incontables florituras de la cámara; hace creíbles escenarios tan bellos como ñoños; dice con limpieza y convicción un texto seco en el que abundan escenas de interrogatorio y frases lapidarias a cada paso (que ella suaviza con hermoso acento); y, en fin, interpreta con sinceridad y fuerza las difíciles escenas dramáticas. Por si esto fuera poco, cuando la ocasión se lo permite nos regala con variados matices de sutil y misteriosa sensualidad puramente andaluza.

Debieran los puristas locales aprovechar la ocasión que con su versión comprometida y moderna les brinda una excelente actriz para airear la añeja dulzura de su mito y no perder el tiempo en descubrir "asomos prosoviéficos en la desenvoltura" y otras naderías por el estilo. Felicidades, Pepa, y gracias.

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