Crítica:VISTO / OÍDO

Fe de errores

Roald Dahl, al que El País Semanal dedicó ayer el espacio que se merece, escribió un día que la cosa más importante que nos había enseñado la humanidad, con respecto a la educación de los ni ños, era que no había que dejar les "nunca, nunca, nunca" cerca del televisor. Mejor aún, decía el autor, lo que habría que hacer era no instalar, en absoluto, "esa cosa absolutamente idiota" en las casas. El sábado por la tarde, cuando Televisión Española publicó su fe de errores con respecto al programa Usted por ejemplo, pareció, en efecto, que el aparato sobraba, que las nuevas tec...

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Roald Dahl, al que El País Semanal dedicó ayer el espacio que se merece, escribió un día que la cosa más importante que nos había enseñado la humanidad, con respecto a la educación de los ni ños, era que no había que dejar les "nunca, nunca, nunca" cerca del televisor. Mejor aún, decía el autor, lo que habría que hacer era no instalar, en absoluto, "esa cosa absolutamente idiota" en las casas. El sábado por la tarde, cuando Televisión Española publicó su fe de errores con respecto al programa Usted por ejemplo, pareció, en efecto, que el aparato sobraba, que las nuevas tecnologías habían avanzado en contra nuestra y que el criterio profesional que debe mover al medio está por debajo de la insólita presión social que es capaz de cambiar las fechas y los apellidos.TVE, que se sabe falta de la credibilidad nacional, se vio en la obligación de repetir el programa que un fallo técnico, al parecer, quiso suspender la semana anterior; lo repitió, pues, con pelos y señales, aparentemente sin mover una coma, y produjo en el teleespectador no avisado la mayor zozobra informativa de los últimos tiempos, porque se vio convocado por Manuel Torre Iglesias a la celebración próxima de la fiesta de la Constitución, que ya se había celebrado, y a una manifestación anti-OTAN que ya había tenido lugar.

Usted por ejemplo fue una joya, porque es la primera fe de errores en toda la línea que ofrece la caja idiota de la que habla Dahl; y fue una joya para los que por primera vez, movidos por el estruendo informativo que rodeó durante la semana anterior al polémico programa, se sentaron ante el televisor para ver por vez primera el rostro de esa emisión presuntamente prohibida. Daba la impresión de que Televisión Española produjo su fe de errores para escarnio del programa, porque pocas veces ha resultado tan ridícula la burla de la actualidad como en el caso del último Usted por ejemplo.

Es probable que no haya sido una razón perversa la que devolvió a la pantalla el programa suspendido, e incluso es posible que sea bueno para el país que se haya oído este sábado lo que se dijo para un sábado anterior; en un país donde los pruritos que manda la verdad no son tan convulsivos parece, sin embargo, un exceso que se repitan punto por punto, con errores y señales, los lugares comunes de un programa sólo porque haya que demostrar la buena fe de los que un día fueron tachados de censores. A Torre Iglesias le habrá venido bien la polémica, porque seguro que este sábado le aupó en el ranking; los teleespectadores, por el contrario se, habrán sentido estafados, porque creyeron que iban a encontrarse en el programa del sábado una bomba de relojería y se hallaron con un sermón del que sobresalió esa insólita despedida que Torre Iglesias dice desde la solemnidad de su rostro admonitorio: "paz y ecología".

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