Cartas al director

Las carreteras y los accidentes

Llega a resultar alarmante que en su editorial del día 31 de octubre de 1984, titulado La antesala de la muerte, su periódico incurra en un análisis tan superficial, apresurado e irresponsable de algunas medidas adoptadas por la Admistración española en relación con la seguridad vial.Afirman ustedes, con brillante intuición, que los accidentes en la carretera N-620 (y me atrevo a, decir que en cualquier otra) no se producen por casualidad. No analizan, sin embargo, las causas pero se atreven a descalificar las actuaciones de la Administración, desconociendo algunas y trivializando otras...

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Llega a resultar alarmante que en su editorial del día 31 de octubre de 1984, titulado La antesala de la muerte, su periódico incurra en un análisis tan superficial, apresurado e irresponsable de algunas medidas adoptadas por la Admistración española en relación con la seguridad vial.Afirman ustedes, con brillante intuición, que los accidentes en la carretera N-620 (y me atrevo a, decir que en cualquier otra) no se producen por casualidad. No analizan, sin embargo, las causas pero se atreven a descalificar las actuaciones de la Administración, desconociendo algunas y trivializando otras.

Afirma el editorialista, por ejemplo, que la única respuesta de la Administración a las víctimas mortales en la N-620 es la instalación de una cadena de postes de auxilio cada dos kilómetros, precisamente en esa carretera: infonnación deformada, que lleva a una valoración descabellada.

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En primer lugar es falso que la instalación de postes de auxilio en la mencionada carretera sea la respuesta a los desgraciados accidentes de 1984; basta leer informaciones aparecidas reiteradamente en la prensa para saber que la Dirección General de Tráfico tiene el plan de instalar estos postes de auxilio en toda la red nacional de carreteras en un plazo de seis años, y que en 1984 (mucho antes de que comenzasen los accidentes en la N-620) se inició la instalación en dicha carretera y en la N-I (Madrid-Burgos), estando previsto para 1985 continuar desde Madrid por la carretera N-IV (Andalucía), por la 301 (Cartagena) y por la N-III. Como ve, no se trata sólo de la N-620.

En segundo lugar, el minusvalorar la iniciativa de civilizar nuestra carretera con la instalación de una red de postes de auxilio cuyo fin es el de prestar una rápida asistencia a los accidentes que se produzcan, me parece, cuando menos, injusto y producto de un desconocimiento de algo que en el entorno europeo ya funciona desde hace tiempo.

En tercer lugar, no es cierto en absoluto que no se hayan adoptado otras medidas en esa carreiera. Aparte de una intensificación de la vigilancia por parte de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil (ocasionada porque dicha vía es el paso obligado de los emigrantes portugueses en Europa, así como el de transporte pesado entre Francia y Portugal), durante los meses de verano la Dirección General de Tráfico ha habilitado este año dos áreas de descanso y asistencia para los emigrantes portugueses en tránsito -concretamente en Torquemada (Palencia) y Tordesillas (Valladolid)- en las cuales han parado y recibido asistencia 10.000 vehículos portugueses en los meses de julio y ágosto, cifra que equivale al 30% del total de vehículos de emigrantes en tránsito.

En cuarto lugar, como en algunos tramos de esta carretera se producen nieblas, la Dirección General de Tráfico tiene prevista la próxima instalación de capta-faros en dichos tramos, para ayudar a la conducción. Aunque hay que reseñar que los mayores accidentes de este año se han producido en épocas en las que no hay niebla.

Por otra parte, hemos de hablar de las causas reales de los accidentes, al menos las de los más espectaculares producidos en la N-620: de los 89 muertos en acidente en dicha vía, 11 lo han sido por adelantamientos antirreglamentarios, 39 por invasión de la izquierda de la calzada,; 18 por alcances y cofisiones por exceso de velocidad y por no guardar la distancia de seguridad entre vehículos, 9 por atropello a peatones, 2 por no respetar las señales de stop, 1 por reventón de ruedas y 9 por salidas de la vía, debido a diversas causas. Concretamente, los cuatro accidentes más espectaculares, con 7, 10, 11 y 13 muertos, han sido ocasionados por fallos humanos, sáendo dos de ellos colisiones entre camión y autobús (21 muertos) y una colisión entre autobús y camión (13 muertos). De estos tres, en el primero de los casos por exceso de velocidad del camión (120 kilómetros por hora), en el segundo por exceso de velocidad del camión y conducción bajo los efectos de bebidas alcohólicas, y en el tercero de los casos por exceso de velocidad del autocar (10,5 kilómetros por hora) e invasión de la izquierda de la calzada.

La Administración ha adoptado medidas especiales para controlar los tiempos máximos de conducción de los conductores de vehículos de transporte de viajeros y mercancías, con la implantación del uso obligado del tacógrafo (que además recoge otras incidencias de la conducción, como kilómetros recorridos en cada viaje, velocidad desarrollada en cada tramo, etcétera) y la obligatoriedad de utilizar las hojas de tiempos de conducción, que ha entrado en vigor precisamente el día 4 de octubre.

En el control sobre el uso del tacógrafo y de las incidencias que su uso detecta, la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil ha formulado durante el mes de julio del presente año, en toda España, 973 denuncias a camiones y 288 a autocares, por no llevar instalado el aparato; 1.206 denuncias por exceso de velocidad a camiones y 437 denuncias a autocares, cifras suficientemente elocuentes de los servicios de seguridad prestados en nuestras carreteras y de los niveles de inseguridad que algunos conductores ocasionan con sus infracciones a las normas de seguridad y, en último término, de convivencia.

En el accidente del día 29 de octubre, el conductor del autocar causante de la colisión circulaba en ese momento a 105 kilómetros por hora: 15 kilómetros por encima del límite autorizado. Curiosamente, había puesto en funcionamiento el tacógrafo tres horas después de iniciar su viaje y llevaba cinco horas de conducción sin cumplir el requisito de descansar media hora cada cuatro horas de conducción.

Por otra parte, el accidente se produce en un tramo recto, con el firme en buenas condiciones y en buen estado de conservación, siendo la causa inmediata del accidente la invasión inexplicable de la calzada opuesta por parte del autocar, según ustedes recogían en un croquis en su información del día 30 de octubre.

Aplicar en este caso el cómodo y barato recurso de porco governo me parece una injusticia y un acto de gratuita superficialidad que no se merecen los lectores de su periódico, entre los que me cuento.

Del estado general de la carretera N-620, otros departamentos dela Administración a cuyo cargo está la conservación de las vías podrán informar más adecuadamente. Aunque para que no parezca ésta una velada acusación hemos de afirmar que esta carretera ha sido reparada recientemente y considerablemente mejorada. No obstante esta información, la Dirección General -de Tráfico tiene en fase de realización un estudio de los niveles de seguridad de dicha carretera, que haremos público cuando esté ultimado.

Agradeciéndole la publicación de esta rectificación y lamentando su extensión, debido a la aportación de datos de los que ustedes prescindían en su editorial, le saluda atentamente.-

Director general de Tráfico. Madrid.

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