Días de mucho, vísperas de nada, o el capón bursátil

La bolsa ha sufrido un buen capón esta semana. Todos se las prometían felices en el reino de Jauja en que parece haberse convertido de un tiempo esta parte la institución. En efecto, a pesar de un ligero valle realizador ocurrido mediada la semana pasada, la euforia siguió siendo la tónica general a principios de la semana.Así, el índice general lució el lunes un más que prometedor 1,72 puntos, mientras el martes el repunte quedaba reducido a 14 modestísimas centésimas. Todo un aviso, sin embargo. Porque el miércoles fue el día de la ducha fría, un día que cogió a mucho inversor de a pie con l...

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La bolsa ha sufrido un buen capón esta semana. Todos se las prometían felices en el reino de Jauja en que parece haberse convertido de un tiempo esta parte la institución. En efecto, a pesar de un ligero valle realizador ocurrido mediada la semana pasada, la euforia siguió siendo la tónica general a principios de la semana.Así, el índice general lució el lunes un más que prometedor 1,72 puntos, mientras el martes el repunte quedaba reducido a 14 modestísimas centésimas. Todo un aviso, sin embargo. Porque el miércoles fue el día de la ducha fría, un día que cogió a mucho inversor de a pie con la cesta atada a la bicicleta dispuesto a pasar un estupendo día de picnic. Y así les lució el pelo, claro.

Ese miércoles marcó el inicio de un retroceso que todavía no ha encontrado el freno de mano, con 1,85 puntos de castigo para los confiados inversores que olvidan el viejo refrán del "días de mucho, vísperas de nada". Lo cierto es que las órdenes de venta han sido la constante para el resto de la semana y el espíritu vendedor presidía el cierre de la sesión del viernes, augurando una semana nada propicia para las alegrías.

Las realizaciones de beneficios se han dado la mano de cierto inexplicable pesimismo. El papel de banca y eléctricas se apilaba en los rincones del parquet. Aseguran los expertos que el coro bursátil está en espera del mensaje sobre el estado de la nación.

Los hay quien apuntan al efecto psicológico ejercido a mediados de semana por un artículo envenenado que dedicaba a España, y más concretamente a Don Felipe González, el prestigioso Wall Street Journal en su versión europea, un dato más para los estudiosos de la interdependencia creciente entre las bolsas del mundo y el mundo de la comunicación.

La bolsa está triste, ¿qué tendrá la bolsa? pareciendo necesitada de algún concentrado vitamínico de amplio espectro. La hermosa frase de "la firmeza de fondo del mercado" ha quedado con sus partes pudendas expuestas al aire serrano y nadie apuesta un duro por lo que pueda pasar a partir del lunes cuando se reanuden las sesiones de contratación.

Así las cosas, es casi una aventura pronosticar si la cuesta va hacia arriba o caminamos todos, y yo el primero, por la senda del pánico más o menos encubierto.

Es decir, si la tendencia sigue siendo alcista, a pesar de los pesares, o no. En suma, unas aguas turbulentas por las que se mueven como peces en su elemento los llamados tiburones del parquet, esos animalitos de amplias fauces dispuestos a engullir incautos. Expectativas nada simpáticas para la semana que viene, y es que simpatía, señores, es un señora que sólo muy de tarde en tarde asoma su empolvada nariz por los corros bursátiles.

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