Discusión interna en el PSOE como preparación del 30º Congreso / 2

Guerra intenta recortar el poder de los secretarios regionales

El reparto de parcelas de poder constituirá uno de los puntos clave en los debates internos del 30º Congreso Federal del PSOE. El vicepresidente del Gobierno y vicesecretario general del partido, Alfonso Guerra, trata de recortar el poder político de los secretarios generales regionales; en la actualidad, el número dos socialista parece tener todo controlado de cara a este congreso, incluso en la contestataria Federación Socialista Madrileña (FSM).

Andalucía, con casi 34.000 militantes; la Comunidad Valenciana, con 23.400, y Madrid, con cerca de 12.000, constituyen las tres federaci...

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El reparto de parcelas de poder constituirá uno de los puntos clave en los debates internos del 30º Congreso Federal del PSOE. El vicepresidente del Gobierno y vicesecretario general del partido, Alfonso Guerra, trata de recortar el poder político de los secretarios generales regionales; en la actualidad, el número dos socialista parece tener todo controlado de cara a este congreso, incluso en la contestataria Federación Socialista Madrileña (FSM).

Andalucía, con casi 34.000 militantes; la Comunidad Valenciana, con 23.400, y Madrid, con cerca de 12.000, constituyen las tres federaciones más importantes del PSOE, partido en el que Vizcaya y Asturias ejercen también una indudable influencia, más por cuestiones históricas que por otras razones.Un tímido intento registrado hace meses por los presidentes de las comunidades autónomas andaluza (José Rodríguez de la Borbolla), valenciana (Joan Lerma), y madrileña (Joaquín Leguina) para constituir un grupo de fuerza que presione sobre el Gobierno central y la dirección del partido en cuestiones autonómicas y, en menor medida, orgánicas, fue abortado rápidamente. Entre las tres federaciones acaparan casi la mitad del total de la militancia socialista, y un acuerdo entre ellas habría significado un serio riesgo para el control que la ejecutiva federal, y muy en especial Alfonso Guerra, pretende ejercer sobre el partido.

Por el contrario, el vicesecretario general, aparentemente cada vez más volcado en los preparativos del congreso desde su despacho en el complejo de la Moncloa, ha logrado asegurarse la fidelidad de las tres poderosas federaciones: Rodríguez de la Borbolla, en una conferencia de prensa celebrada el pasado 28 de mayo, segundo aniversario de las elecciones al Parlamento andaluz, se mostró partidario de apoyar a la ejecutiva central, y aseguró que el PSOE de Andalucía apoyará a González y a Guerra. Tras estas declaraciones hubo una doble interpretación en los medios políticos andaluces, informa Alfredo Relaño: una, que Rodríguez de la Borbolla manifestaba su completo control sobre el aparato andaluz. Otra, que bajo el prometido apoyo a González-Guerra se encontraba un mensaje subliminal: "Necesitáis nuestro apoyo, somos fuertes y podemos crear problemas".

En efecto, el control de Rodríguez de la Borbolla sobre el partido en Andalucía es completo: apenas cuenta con una oposición escasa y poco beligerante, aunque se quiere hacer notar: Carlos Sanjuán, Leocadio Marín o Miguel Ángel Pino son algunos de los nombres que, al parecer, cuentan con un cierto aliento desde Madrid, donde el cuartel general de la calle de Ferraz siempre se muestra receloso hacia quienes, como Rodríguez de la Borbolla, ejercen un poder casi omnímodo en sus federaciones.

También en la Comunidad Valenciana el presidente de la Generalitat y secretario general del PSPV-PSOE, Joan Lerma mantiene un férreo control sobre su federación. El sector nacionalista, que fue apartado de la dirección tras el congreso del PSPV-PSOE celebrado en Benicasim en 1982, ha iniciado en los últimos tiempos un acercamiento a la corriente mayoritaria, informa Miguel Ángel Villena. Lerma, único representante de la poderosa federación valenciana en la ejecutiva federal, es considerado un hombre muy próximo a las tesis de Alfonso Guerra. Frente a este sector, que puede considerarse el oficialista, se agrupan la corriente Izquierda Socialista y un sector de UGT, agrupado en torno a Antonio Cebrián, secretario provincial del sindicato en Valencia.

Joaquín Leguina, presidente de la comunidad autónoma madrileña y secretario general regional, está considerado como adversario político de Guerra, pero las asambleas recientemente celebradas en las agrupaciones locales para discutir las ponencias que irán al congreso provincial de los días 8 y 9 de septiembre han mostrado la existencia de un inequívoco pacto entre las tendencias comúnmente consideradas como guerrista y leguinista dentro de la FSM. El pacto, coyuntural y posiblemente inestable, debe mantenerse, según medios de la FSM, hasta después del 30º congreso federal, concretamente hasta el mes de febrero de 1985, cuando Madrid celebre su congreso regional. Frente a este pacto no escrito, las posibilidades de Izquierda Socialista son escasas; pese a ello, los críticos lograrán con cierta holgura el 20% de representación que les permita estar presentes como corriente en el 30º congreso. El propio sector oficialista asegura que "es muy conveniente tener allí a Izquierda Socialista".

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El panorama descrito en las tres grandes federaciones hace que la ejecutiva federal, donde se delinean importantes cambios en el 30º congreso, afronte con gran tranquilidad el proceso precongresual. Ayer, la ejecutiva socialista, presidida por Felipe González, eligió a los cuatro miembros que elaborarán la síntesis de las ponencias que superen el nivel provincial. En la actualidad, los miembros de esta comisión de síntesis son: Guillermo Galeote, Carmen García Bloise, Manuel Chaves y Enrique Múgica, por parte de la ejecutiva, elegidos ayer.

Por parte del comité federal integrarán la comisión Rodríguez de la Borbolla, José Luis Corcuera, Eduardo Martín Toval, Jesús Sanjurjo, Virgilio Zapatero, Félix Pons y Ramón Espinar.

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