Reportaje:INVERSIONESDIAMANTES

Un brillante refugio

Después de la crisis, la reina de las piedra preciosas mantiene su cotización

Satán creó los diamantes de las rocas para imitar a las flores y sembrar la avaricia en el corazón de los hombres. Así reza una antigua leyenda persa que, a tenor de la sangrienta historia de algunas de estas piedras preciosas, bien pudiera ser real: todos los propietarios del Hope, mítica pieza de 67,5 quilates, murieron poco después de hacerse con la gema. Cualquiera que sea el caso, sociedades de todas las épocas se han sentido atraídas por el diamante, que ha estado en el centro del amor, el arte y la galantería. Pero el mundo actual ha olvidado a menudo estos aspectos románticos y ...

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Satán creó los diamantes de las rocas para imitar a las flores y sembrar la avaricia en el corazón de los hombres. Así reza una antigua leyenda persa que, a tenor de la sangrienta historia de algunas de estas piedras preciosas, bien pudiera ser real: todos los propietarios del Hope, mítica pieza de 67,5 quilates, murieron poco después de hacerse con la gema. Cualquiera que sea el caso, sociedades de todas las épocas se han sentido atraídas por el diamante, que ha estado en el centro del amor, el arte y la galantería. Pero el mundo actual ha olvidado a menudo estos aspectos románticos y se ha centrado en los elementos crematísticos de esta gema, que, en definitiva, se ha convertido en otro elemento de inversión. Ahora, después de la crisis sufrida en los inicios de esta década, el diamante mantiene sus cotizaciones y parece a punto de recuperarse.Olvidada la carga lúdica de los diamantes y entrando de plano en los aspectos inversores, es imposible no centrarse en el llamado diamante de inversión -un invento de la casa Mellerio, uno de los joyeros franceses con mayor solera-, que desde 1934 se ha convertido en una especie de patrón por el que se mide el precio de estas piedras. Claro, que esta cotización sólo puede servir como referencia, ya que cada gema posee unas características únicas y no es posible aplicar un precio normalizado a un diamante concreto.

El diamante de inversión respon- de a unas características determinadas. Son gemas que pesan entre uno y tres quilates, su gama de co lor debe estar situada entre D y H, y la pureza se sitúa entre VVS 1 y VVS2. La única talla aceptada en estos casos es la de brillante. En esas pocas líneas está expuesta casi toda la sabiduría teórica sobre los diamantes. Las piedras se valoran desde cuatro puntos de vista, que cuentan a favor o en contra, según todos sean positivos o exista alguno negativo. El más obvio es el peso. A mayor peso, mayor valor, sin que el aumento sea proporcional. Así, una piedra de dos quilates vale bastante más del doble que otra de un quilate. Realmente el mercado ha trazado unas fronteras según los pesos, que se sitúan así: los más baratos nunca superan los 0,25 quilates; la siguiente categoría se extiende hasta 0,50 quilates, la siguiente llega hasta algo menos de un quilate. A partir de un quilate -pero nunca menos- comienzan los verdaderos pesos fuertes: desde los tres quilates se equilibra la relación entre peso y precio, aunque las piezas con elevado peso son raras y, por consiguiente, su valor asciende desproporcíonadamente.

El color del cristal

La segunda característica que determina el valor de un diamante es el color. Para fijar éste lo más exactamente posible, los gemólogos de distintos países han establecido una serie de escalas. La más utilizada en España es la de la CIBJO (Confederación Internacional de Bisutería, Joyería y Orfebrería), aunque la escala del GIA (Geomologial Institute of America) está ganando adeptos debido a la importancia de Estados Unidos en este mercado. Otras escalas aceptadas universalmente son las del EGI (European Gemological Institute) y las tradicionales británica o escandinava.Contrariamente a lo que se opinaba en España hace algunos años, el color más cotizado en el diamante no es el blanco azulado, sino el blanco-blanco. O, según la escala de la CIBJO, el blanco extra excepcional, equivalente en la nomenclatura norteamericana a la letras D y F. Los colores menos cotizados, al otro extremo de la escala -después de pasar por blanco extra (F y G), blanco (H), blanco ahumado (I y J), blanco ligeramente coloreado (K y L)-, son los coloreados (amarillo sucio) y que equivalen a las letras M a U, según el GIA.

Junto a los diamantes blancos se encuentran los lamadosfancies, de color rosa, verde o pastel, que debido a su rareza son mucho más caros. Estos últimos no son aconsejables en plan de inversión, ya que su alto precio puede dificultar mucho su venta posterior.

La pureza o claridad de la gema, en tercer lugar, hace referencia a las inclusiones que poseen todos los diamantes, en mayor o menor medida. A aquellos en los que no se aprecia ninguna impureza con una lupa de 10 aumentos se los considera flawless (FL, sin características) y, por consiguiente, son los más cotizados. Vienen a continuación los internally flawless (117 sin características internas), very very small inclusions (VVS1 y VVS2, inclusiones difíciles de ver) very small inclusions (VS1 y VS2, inclusiones visibles), small inclusions (S11 y S12, inclusiones destacadas con lupa) ypique (PI, inclusiones visibles sin lupa; P2, inclusiones destacadas sin lupa, y P3, inclusiones gruesas).

Finalmente, la talla hace refe rencia a la forma que el especialis ta ha elegido para tallar la piedra siguiendo una serie de modelos, algunos de los cuales se remontan a la más remota antigüedad. La talla reina es el brillante, cuyas 57 face tas (o caras) más la mesa (la cara de mayor tamaño) permiten obtener un 97% de refracción de la luz Otras tallas frecuentes son las de 8/8, 16/16, baguette, navette o marquise, pera, corazón, oval y esme ralda. Ahora bien, no sólo la talla incluye en el precio de la piedra (el brillante es la más cotizada), sino también la perfección con que ésta se haya realizado. Así, se admite que cualquier diferencia de un 2,5% respecto a la simetría perfec ta (existen unas proporciones establecidas para cada talla) es muy buena; un desvío del 5% conviert a la talla en simplemente buena; un desvío del 10%, en media; mien-" tras que desviaciones superiores al 10% caracterizan a la talla como escasa.

Cuidado con los fraudes

Quizá ahora se entiendan mejor las características a que debe responder el diamante de inversión. Pero para que un comprador no especializado pueda tener garantías de que la gema que desea comprar no es falsa, existen determinados certificados de autenticidad que, juntamente con la piedra, se ofrecen a los inversores dentro de unas bolsas que impiden el fraude. Sin embargo, los expertos subrayan la importancia de la institución que expide este certificado. A este respecto, las más conocidas mundialmente son el GIA de Estados Unidos, el IGI de Bélgica, el HRD de Francia y, en nuestro país, el Instituto Gemológico Español.No siempre es necesario, el certificado, y sobre todo hay que huir de piedras ofrecidas con certificado de particulares desconocidos, aunque la mayor sospecha de fraude son las gangas. La mayoría de los compradores debe corifiarse a joyeros de prestigio que, a petición del cliente, expiden unos certificados en los que se hace constar la biografla de la gema. Verdaderamente, en este tipo de compras, la confianza en el vendedor es fundamental. No hay que olvidar que una falsificación pasará inadvertida a los ojos de un inexperto.

Pero ¿conviene invertir en diamantes? Realmente, las posibilidades de obtener importantes plusvalías con este tipo de compras son aleatorias. En primer lugar, no hay que olvidar que es necesario pagar un 30% de impuesto de lujo. Para equilibrar precios, pues, ha brá que esperar a que el precio del diamante suba ese 30% más la inflación que se haya registrado en el período. Luego vendrá la verdadera revalorización.

El mercado mundial de diaman tes se encuentra bajo el control de la organizacion De Beers, que con su monopolio (más del 80% -de la oferta mundial) influye en las cotizaciones e incluso favorece a un tipo de diamantes sobre otros, particularmente en vista de los almacenamientos de que disponga.

Inversión a largo plazo

Estas consideraciones convierten al diamante en una inversiónrefugio a largo plazo (cinco o, mejor, 10 años), ya que la prevista evolución de los precios permite albergar esperanzas de que no se perderá a la hora de vender y, con un poco de suerte, incluso de ganar en términos reales. Pero aquí las plusvalías no pueden ser halladas a través de complicados cálculos matemáticos. El gráfico adiunto recoge una curva que invita a reflexionar: en 1976 falleció el delegado de De Beers en Tel Aviv (curiosamente, el personaje se llamaba Goldfinger), y los diamanteros israelíes, ante la falta de control, comenzaron una loca carrera para comprar y vender todas las piedras que pudieron.El mercado se desestabilizó y, aunque los precios subieron como la espuma en una primera fase (hasta 1979), la afluencia de diamantes en el mercado y la falta de calidad de muchas piezas se conjugaron para hacer que la caída fuese más dura. En consecuenia, aquellas personas que compraron en 1980 deberán aguardar mucho tiempo para recuperar su dinero.

Algunos expertos aconsejan a los inversores que compren gemas que no estén situadas entre las categorías más altas, para permitir así una mayor liquidez a la hora de vender. Esto no deja de ser un peligro. De Beers no ha llevado una política de primar las piezas deficientes, aunque sí ha favorecido -como ocurre en estos momentos- a piezas inferiores a un quilate para equilibrar sus existencias. De todas formas, gemas de calidad media-alta aseguran una mayor liquidez, y en los últimos tiempos han sufrido menos oscilaciones al encontrarse con menores presiones especulativas.

Aunque sea dificil que vuelva a registrarse otro caos como el de 1980, los inversores deben recordar estas lecciones de la historia. A la hora de comprar, deben buscar ante todo un vendedor de confianza y después deben pactar con él la posibilidad de recompra al mejor precio posible.

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