Martina y el Grand Slam

La estadounidense Martina Navratilova se enfrenta a un fin de semana de duro trabajo, pero que puede acabar con un gran festejo. En sólo 24 horas, Martina tiene la oportunidad de entrar por dos veces en la historia del tenis. Hoy, en la final individual, ganará el Grand Slam en su nueva versión -en torneos consecutivos, pero en dos años- si vence a Chris Evert. Mañana ganará el primer Grand Slam de dobles femeninos logrado por una misma pareja si, junto a Pam Shriver, vence en la final a Mandlikova y Khode.Martina sabía todo esto cuando salió a la pista ayer para jugar la semifinal con la chec...

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La estadounidense Martina Navratilova se enfrenta a un fin de semana de duro trabajo, pero que puede acabar con un gran festejo. En sólo 24 horas, Martina tiene la oportunidad de entrar por dos veces en la historia del tenis. Hoy, en la final individual, ganará el Grand Slam en su nueva versión -en torneos consecutivos, pero en dos años- si vence a Chris Evert. Mañana ganará el primer Grand Slam de dobles femeninos logrado por una misma pareja si, junto a Pam Shriver, vence en la final a Mandlikova y Khode.Martina sabía todo esto cuando salió a la pista ayer para jugar la semifinal con la checa Hanna Mandlikova. Sabía, también, que Mandlikova es una de las mejores sobre tierra batida y que ya había perdido ante ella este año. Todo esto se unió en el cerebro de Martina, bien condimentado con el Grand Slam, y ocasionó un vacío en su juego que le supuso la pérdida del primer set Mandlikova acertó en sus passing shots, es cierto, pero Martina envió muchas bolas fuera de la pista. Todo cambió en la segun da manga. Martina explicó qué le hizo entrar en juego: "Era el se gundo juego del segundo set. Estaba perdiendo y me dije: 'Vamos Martina, el Grand Slam es ma ñana. Aún tienes que ganar hoy No debes ponerte nerviosa'". Y todo cambió. Martina comenzó a acertar en su juego de ataque. Sirvió mucho mejor y voleó gran número de golpes ganadores. Mandlikova, además, la ayudó con uno de sus tradicionales lapsus mentales que le hacen perder partidos que tiene prácticamente ganados.

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Martina Navratilova, a diferencia de John McEnroe e Ivan Lendl, no levantó su puño tras lograr la victoria. Hizo otro gesto. Aun más preciso. Al dirigirse al vestuario, levantó un dedo y dijo en voz alta: "Uno más, necesito uno rnás". Hoy, Martina puede entrar en la historia. Le falta un solo partido.

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