La suerte de suspender unas oposiciones

Hijo de comerciantes, hermano de un empresario y de una religiosa carmelita, José María Cuevas tuvo la suerte de supender en las oposiciones a judicatura en 1961, una vez que terminó en Madrid la carrera de Derecho, que había iniciado en Valladolid. Nació el 29 de junio de 1935, en Madrid, porque su familia, que había votado a la CEDA (candidatura de derechas) en las generales de 1933, tuvo que salir huyendo de Barruelo (Palencia) a requerimiento de los militantes locales del PSOE.Estudió en los Escolapios -aún le queda un cierto y apacible aire frailuno- hasta que, en 1950, volvieron todos al...

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Hijo de comerciantes, hermano de un empresario y de una religiosa carmelita, José María Cuevas tuvo la suerte de supender en las oposiciones a judicatura en 1961, una vez que terminó en Madrid la carrera de Derecho, que había iniciado en Valladolid. Nació el 29 de junio de 1935, en Madrid, porque su familia, que había votado a la CEDA (candidatura de derechas) en las generales de 1933, tuvo que salir huyendo de Barruelo (Palencia) a requerimiento de los militantes locales del PSOE.Estudió en los Escolapios -aún le queda un cierto y apacible aire frailuno- hasta que, en 1950, volvieron todos al pueblo, donde alternaba el bachillerato con el mostrador de un almacén de comestibles. Mientras cursaba segundo de Derecho, le rondaron los más listillos del SEU (Sindicatos Español Universitario), captándole con una beca para el madrileño Colegio Mayor Santa María de Europa, vivero nacional sindicalista, cuyo lujo cultural y político competía con el del democristiano Colegio Mayor San Pablo. Allí convivió con la flor y nata del falangismo pretecnocrático y compartió la mesa, entre otros, con Rodolfa Martín Villa, Juan José Rosón, Jesús Sancho Rof, Fernando Suárez, Eugenio Triana y José Barrionuevo.

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Con aquellas amistades quedaba asegurada la carrera política. Al suspender las oposiciones y pretender casarse con su novia, Pilar Tello -hoy madre de sus cuatro hijos- decidió probar fartuna como jefe de Ayuda Universitaria del SEU y colaborar con Isidoro Martín en la creación del nunca bien ponderado PIO, que empenzó a rifar becas entre los niños que lucieran un certificado de pobre.

En 1966, Jesús Aparicio Bernal le fichó para un Gabinete Técnico del sindicato vertical del Papel y Artes Gráficas. Y fue nombrado director del Gabinete financiado. Allí le conoció Lorenzo Marcos Sarriá, un innovador, algo iluminado y audaz, quien, en 1970, fusionó varias empresas del sector, fundando "Sarrió, Papelera de Leiza", y contrató al joven Cuevas como subdirector y, pronto, director.

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