"¡ Que salude!"

La afición madridista siempre ha sido escasamente imaginativa, lo que nada tiene que ver con su lealtad a los colores blancos o a esas sempiternas banderas españolas que aparecen en el pabellón y confunden a muchos porque parece que, si no se es del Real Madrid, no se es español. Y es poco imaginativa porque, aparte del aburrido y un tanto cursi ¡Hala Madrid'!, no ha sabido inventar tinos eslóganes más curiosos. Ahora, además, copian con descaro los gritos de guerra ajenos, en este caso del Estudiantes.Por eso, ayer, Robinson, que fue el jugador espectáculo, que hizo 29 tantos y capturó 9 rebo...

La afición madridista siempre ha sido escasamente imaginativa, lo que nada tiene que ver con su lealtad a los colores blancos o a esas sempiternas banderas españolas que aparecen en el pabellón y confunden a muchos porque parece que, si no se es del Real Madrid, no se es español. Y es poco imaginativa porque, aparte del aburrido y un tanto cursi ¡Hala Madrid'!, no ha sabido inventar tinos eslóganes más curiosos. Ahora, además, copian con descaro los gritos de guerra ajenos, en este caso del Estudiantes.Por eso, ayer, Robinson, que fue el jugador espectáculo, que hizo 29 tantos y capturó 9 rebotes defensivos por 3 ofensivos, que robó tres balones aunque perdiera otros tantos, que saltó por encima de sus rivales en algunas ocasiones, que buscó sus propios rebotes y que hasta hizo un lanzamiento desde muy lejos repleto de espectacularidad, fue coreado por su público y obligado a saludar. "¡Qué salude!, ¡Qué salude!", gritaba la afición cuando Robinson se aprestaba a lanzar unos tiros libres y gritaba y gritaba hasta que el jugador no tuvo más remedio que levantar el brazo para recibir, sólo entonces, sus merecidos aplausos. Parecía una innovación, pero no. Era una más de las frases copiadas del refranero de la Demencia, como se llama a la hinchada estudiantil. Al menos que paguen royalties.