La muerte por atropello de una madre de ocho hijos provoca la indignación del vecindario del barrio del Japón

La muerte en accidente de circulación de Carmen Gómez Rodríguez, madre de ocho hijos, ha causado una notable indignación entre las 23 familias del barrio del Japón, ubicado en el distrito madrileño de Arganzuela, donde residía la fallecida. Desde mediados de abril, el vecindario del barrio del Japón viene manifestando reiteradamente su pública protesta por la inexistencia de comunicaciones seguras con el resto de la ciudad, lo que obliga a los peatones a cruzar varias veces al día la autovía M-30, de tráfico muy denso y rápido, para acceder a los colegios, mercados y otros servicios más próxim...

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La muerte en accidente de circulación de Carmen Gómez Rodríguez, madre de ocho hijos, ha causado una notable indignación entre las 23 familias del barrio del Japón, ubicado en el distrito madrileño de Arganzuela, donde residía la fallecida. Desde mediados de abril, el vecindario del barrio del Japón viene manifestando reiteradamente su pública protesta por la inexistencia de comunicaciones seguras con el resto de la ciudad, lo que obliga a los peatones a cruzar varias veces al día la autovía M-30, de tráfico muy denso y rápido, para acceder a los colegios, mercados y otros servicios más próximos, situados en Vallecas.

Al mediodía del pasado lunes, Carmen Gómez, nacida en Madrid hace 56 años, regresaba a pie de la compra en compañía de su marido Manuel López Pastor, un peón de 56 años de edad. La mujer fue arrollada, en circunstancias que resultan confusas, por un turismo que circulaba por la calle Méndez Alvaro en dirección a Entrevías, a la altura del cruce con la autovía de circunvalación M-30. El automóvil, según algunos testigos, penetró en el arcén por donde caminaba la pareja, pero otras fuentes afirman que la víctima estaba cruzando la calzada en el momento del atropello. La noticia del accidente, fuera cual fuera el modo en que se produjo, ha conmocionado a los vecinos de la víctima, que a mediados de abril habían adoptado la decisión de testimoniar su protesta por las condiciones materiales en que viven, que califican de lamentables.

Boicoteo a las obras del nudo sur

Uno de los principales motivos de esta actitud es, precisamente, el hecho de que el barrio del Japón, situado al lado de la M-30, algunos metros al sur del ya demolido puente de los Tres Ojos, carece de cualquier tipo de comunicación fácilmente practicable con las zonas próximas, y sus habitantes, para salir del lugar, se ven obligados a cruzar la autovía de circunvalación o caminar por sus arcenes, flanqueados por los automóviles. Durante un mes y medio, las familias que viven en el barrio del Japón se han turnado en grupos de cinco o seis personas para habitar, de día y de noche, pese a las inclemencias del clima de la presente primavera, una chabola de lona, chatarra y cartón, instalada a propósito al borde de la M-30, desde donde los automovilistas pueden contemplarla. Esta provisional construcción ha sido levantada justo en mitad de las obras de la galería de servicios del futuro nudo Sur. Las obras de la galería, que se encuentran paralizadas ahora por este boicoteo, se iniciaron a principios del presente año. El motivo de la protesta es que el proyecto de construcción podría estrangular, según cree el vecindario, su ya precaria salida hacia Vallecas, la única disponible.El barrio del Japón está formado por dos calles, una que da nombre a la zona y otra llamada Pico Cebrón, y consiste en una aglomeración de casas unifamiliares de una sola planta, que carecen de agua corriente, alcantarillado y asfaltado. "Este es el paraiso de las ratas. Hay 100 por persona", dicen con humor amargo sus habitantes, agricultores y albañiles en su mayoría con décadas de asentamiento en Madrid.

Hace diez años las, autoridades competentes en materia de Obras Públicas y Urbanismo decidieron expropiar las humildes viviendas de este grupo de personas, indemnizó a sus propietarios y, al parecer, se olvidó del asunto. Pero allí siguieron viviendo los inquilinos, a, los que se prometió para más adelante residencias dignas. Hoy, 23 familias siguen esperando todavía ver cumplidas aquellas ofertas.

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